HOSTAL BONAVISTA (PAIPORTA) 25 de noviembre de 2016
El bien entrado otoño va dejando
cada mañana su tapiz de hojas muertas sobre las calles de la ciudad levantina,
a pesar del esfuerzo del servicio de limpieza por hacerlas desaparecer antes de
que los primeros invasores de las aceras, las encuentren en la hora punta de su
inicio de jornada. Una fresca mañana en la que el tema del día: en las
cafeterías, en los supermercados, en las oficinas… es el entierro en el día
anterior de Rita Barberá, controvertido personaje, de la política local y
nacional, que durante tantos años gobernó en la Ciudad. Las luces y las sombras
de su figura, estaban representadas en el aspecto meteorológico que ofrecía la
mañana; estratos de nubes ascendentes que tenuemente ocultaban los rayos de sol
en la alborada. No obstante, poco a poco, el cielo se fue despejando, y justo a
la hora del encuentro de Los Dalton Buidaolles, - como cada viernes en el patio
del Instituto - alumbraba un sol radiante con una temperatura en ascenso,
similar a las registradas en septiembre y octubre.
Hoy deciden visitar la localidad
de Paiporta, un municipio de “La Huerta
Sur”, aunque aquí el sector primario poco aporta a su economía, pues la misma
se asienta en la industria y en los servicios, sectores en los que se encuentra ocupada la mayoría de la
población activa. Sin embargo, toda la superficie de su término no urbanizable
permanece labrada, con un sistema de regadío tan antiguo como el del resto de
La Huerta Sur.
Paiporta es una localidad de
24.800 habitantes que se encuentra al sur, a cinco kilómetros de la Capital. Su
orografía es prácticamente llana y está dividida la ciudad por un curso fluvial
estacional, denominado “Barranco de Chiva
o Barranco de Torrent”. Dicha rambla – entre el Júcar y el Turia – como
paradigma del endorreísmo, vierte sus aguas a la Albufera, y no al mar. Cuando
los fenómenos de gota fría descargan de forma abrupta sobre la costa levantina,
este cauce recoge el agua de las ramblas de Chiva y Cheste, además de las
precipitaciones de los municipios – Picaña, Masanassa y Catarroja – por los que
transcurre. Es entonces cuando deja de ser un río seco para convertirse en un
caudal que, a veces, se desborda.
El nombre actual de la ciudad,
nada tiene que ver con el originario, pues éste era “San Jorge”. Supuestamente, porque su fundación se remonta a la
conquista de Valencia por Jaime I, los primeros pobladores de las alquerías
debieron ser cristianos. La toponimia del nombre de Paiporta nos dice que es
una palabra que procede del latín “Prope
hortam”, cuyo significado es: “cerca
de la huerta”. De su evolución fonética se desprende la derivación en “Proihorta” que a su vez se derivó en “Proiporta”, cuya acepción del árabe la
convierte en “Paiporta”.
En cuanto a su monumento
histórico más representativo, ha de hacerse mención a la iglesia parroquial,
construida en 1754 con un estilo entre el barroco y el neoclásico, está
dedicada a San Jorge Mártir.
Una semana más, Los Dalton
Buidaolles combinan esa sana tradición de comer fuerte a media mañana, con la
no menos sana costumbre de la tertulia, acompañada del habitual café y esta vez
también, por gentileza de la casa, un chupito de licor de melón, eso sí, sin
alcohol, pues la jornada laboral continúa aún. Los debates sociopolíticos, la
última anécdota de algún acontecimiento ocurrido en el entorno profesional y
cualquier chascarrillo o chiste, sirven para pasar un rato ameno y agradable,
donde la risoterapia fortalece el estado de ánimo y carga las pilas con ese
generador de energía que se llama felicidad.
José González Fernández