BODEGA LA PASCUALA (EL CABAÑAL) Día 14 de octubre de 2016
La visita de hoy sigue por el litoral, pero salvando el
Puerto, - lugar al que prometen volver para almorzar en otro momento– se
dirigen a El Cabañal-Cañamelar, otro de
los Poblados Marítimos.
Numerosos son los bares y restaurantes de este típico y a la
vez polémico barrio, que permanece erguido y desafiante ante la amenaza de su
demolición. Un núcleo de población que fue municipio independiente, durante
sesenta años en el siglo XIX, con el
nombre de“El Pueblo Nuevo del Mar”,
que estaba dividido en tres poblados: Cañamelar, El Cabañal y Punta de Francia.
Un pueblo de tradición marinera cuyas cabañas, barracas y alquerías, - que
formaban una retícula – se convirtieron en un lugar atractivo para los
valencianos que deseaban vivir entre la playa y la ciudad. Sin embargo, los
reiterados intentos de conectar a la burguesía con el mar, a través de la Avda.
Blasco Ibáñez, han dado origen a numerosos proyectos urbanísticos que, desde
1897, se vienen abordando por los equipos de gobierno del Ayuntamiento de
Valencia, sin llegar a su implementación, debido a la oposición y protesta de
los movimientos ciudadanos dirigidos a salvar un pintoresco barrio; con sus
anárquicos edificios, sus tradiciones y costumbres populares… en definitiva,
con su diversidad cultural, la cual se ha ido acumulando a lo largo de siglos,
en este lugar donde la brisa y el olor a mar se perciben desde el interior de
sus casas o en las terrazas de las mismas. En la actualidad, El Cabañal –
nombre más utilizado popularmente para designar a toda la barriada – ocupa una
extensión superior a un kilómetro cuadrado. En sus construcciones se refleja la
decadencia de una zona de Valencia que muere lentamente, cual Venecia
levantina, por inanición, o, mejor dicho, por la falta de acción de los
gobiernos y las prohibiciones a las reformas y mejoras estructurales.
La visita de Los Dalton Buidaolles toca hoy a uno de los
establecimientos más populares e históricos de Valencia, especializado en
almuerzos. No en vano es a lo único que se dedica, con un horario de apertura
entre las 9 y las 15 horas. En carrer
d’Eugènia Viñes, 177,
“Bodega La
Pascuala” se encuentra a 150 metros de la playa de
“El Cabañal”, pudiendo
acceder al mismo a través de todos los medios de transporte urbano, incluido
ese
“Tranvía a la Malvarrosa”, - tan
famoso en la obra de Blasco Ibáñez - pues su línea pasa justo por la misma
puerta del establecimiento.

El lugar en sí mismo rezuma solera y tradición culinaria de
bodega o vetusta taberna, donde los animosos hombres de la mar, almorzaban
tomando después el cremaet; una
combinación de café con ron o brandy. Sin embargo, el cremaet no es un
carajillo cualquiera, no. Suele ser un coctel caliente de café y alcohol,
previamente quemado, con azúcar, limón y canela, dependiendo estos tres últimos
ingredientes de las preferencias del consumidor. Ese estimulador de los
sentidos del olfato y del gusto, proporciona la energía necesaria para soportar
las húmedas y frías mañanas de invierno, de los que faenan con toda la mar
detrás. Hay quien dice que el cremaet es el digestivo ideal de la matutina
sobremesa que proporciona alegría y aumenta los decibelios de quienes se reúnen
en torno a una mesa.

Deben abstenerse de visitar Bodega La Pascuala, aquellas personas que
busquen remilgos y cursilería, o aquellas otras que se decanten por las formas
y la presentación. En Bodega La Pascuala estás expuesto a mancharte la
“camisa nueva”, con el
“all
i olli” de las patatas bravas o con la inexorable gota de vino o cerveza
que suele caer sobre tu pecho peludo o prominente, después de un buen lengüetazo
cuando empinas
“el barral”.

También deben abstenerse de visitar este genuino establecimiento, las
personas que busquen paz y sosiego; aquí se masca la te
nsión que proporciona la
prisa, pues no sólo has de comer rápido porque te esperan tus quehaceres
diarios, has de hacerlo también porque en la puerta del establecimiento hay
cola de gente esperando que las mesas queden libres para poder tomar asiento.
Aquí se come en cantidad; si te atreves a pedir un bocadillo
completo, te puedes ver obligado a solicitar ayuda para podértelo acabar.
Variedad de bocadillos repletos de carne de caballo, cerdo, ternera…
combinados con jamón, cebolla, pimientos, ajetes tiernos… son el buque insignia
de este local, en el que no podemos dejar de mencionar la calidad de sus
calamares o sus bravas con all i olli casero; consistente y espeso para coger
con cucharilla.
Bodega La Pascuala, a pesar de que no siempre eres atendido
adecuadamente, debido a la gran afluencia de público y a la escasez de
camareros, es un lugar de visita obligada para todo el que pretenda salirse de
los recorridos turísticos que organizan las agencias de viaje. Para quienes
pretendan conocer los usos y costumbres ancestrales de la gente llana, en ese
lugar de la ciudad que sobrevive y resurge de sus cenizas, soportando los
fuertes vientos e inundaciones de las corrientes políticas y poderes fácticos que
gobiernan la ciudad.
José González Fernández
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