viernes, 29 de noviembre de 2019

Casa Chimo, C/ del Ingeniero Fausto Elio, 24, Valencia (29-11-2019)


       La mañana había amanecido con la ausencia del astro sol, y las nubes bajas cubrían la ciudad a pesar de que una suave brisa del sureste se esforzaba en barrerlas hacia el interior. El monstruo mecánico del servicio de limpieza barría también la alfombra de hojarasca que los ya desnudos árboles habían ido soltando en los últimos días. Pero en la Ciudad del Turia, la temperatura había dejado de ser invernal como en semanas anteriores y recobraba la habitual templanza otoñal. 

            Aquel día del anhelado viernes, Los Dalton Buidaolles se dirigían hacia el este de la Ciudad en dirección a Casa Chimo, un establecimiento que está entre la Ciudad Politécnica y el Hospital Asilo San Juan de Dios. Un edificio, este último, que comenzó siendo regentado por la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, y en la actualidad está a cargo del grupo Nisa, denominándose «Hospital Nisa Vithas Valencia al Mar». Su construcción es de estilo modernista valenciano, al igual que otros edificios emblemáticos de la Ciudad, presenta forma de U abierta al sur, y, debido su proximidad a la playa de La Malvarrosa, se le dio esa orientación para aprovechar el sol y la brisa del mar, siguiendo los planteamientos higienistas de la época.  

            Casa Chimo es un bar de reducidas dimensiones en su interior, pero con una amplia terraza exterior cubierta con toldos, en la que apetece estar a los fumadores y cuando las condiciones atmosféricas lo permiten. En este local se pueden degustar buenos almuerzos con variedad de productos, siendo su especialidad el de carne de caballo con huevo frito, ajetes tiernos y patatas fritas. 

            Como de costumbre procedemos a valorar la calidad del pan: a pesar de la ausencia de aristas o durezas que dañan las encías, se puede percibir la falta de crujiente, resultando algo correoso. Cuando el factor tiempo es fundamental en el mundo laboral la voracidad se impone, y para ello es fundamental que, la abundancia de productos del bocadillo, se acompañen con pan de miga absorbente y corteza fina, fácil de deglutir.

            Por otra parte, el amplio bocadillo con generosidad de productos, bien podría alcanzar una puntuación media-alta si no fuera porque algunos Buidaolles se quejaban de que un bocadillo que se supone debe estar caliente– llegó frío a la mesa. Sin embargo, debemos destacar la eficiencia y simpatía por parte del personal de servicio.

            Pero aquel viernes no era un viernes cualquiera, no. Se trataba del «Black Friday»: un invento del consumismo capitalista que nos induce a comprar, aunque no tengamos necesidad de ello. ¿Pero cuál es el origen del «Black Friday»? Entre Los Buidaolles se discutía si comenzó con el comercio de esclavos negros que se producía en EEUU el día después de acción de gracias, quienes eran vendidos con descuentos, no obstante, esto parecía ser un bulo que se había divulgado a través de las redes sociales. Más creíble parecía aquel otro rumor que apuntaba a motivos meramente comerciales y especulativos; cuando a finales del siglo XIX algunos empresarios estadounidenses, tras un año de pérdidas, daban el día libre a sus empleados –coincidiendo con el día después de acción de gracias– para que aprovecharan e hicieran sus compras y que, como consecuencia, hacía que las cuentas de las tiendas pasasen de números rojos a números negros y, por consiguiente, a beneficios. También hay quien hace referencia a un término acuñado por la policía de Filadelfia, en recuerdo de aquel día en que los habitantes de dicha ciudad se lanzaron a la calle para realizar sus compras y provocaron grandes atascos.  De cualquier modo, una operación de marketing que se ha extendió por todos los países capitalistas; deseada por muchos, denostada por otros tantos, pero que consigue que se produzca el gasto, motor necesario para la producción.


            Se recordó en aquella tertulia a la gran saga de cantantes valencianos, muchos de ellos con su origen en el rock; tal era el caso de los desaparecidos Bruno Lomas y Nino Bravo, aunque este último llegó a ser el mito, venerado por todos, con sus famosísimas baladas.  

También se habló de cine, y en concreto de la reciente película de Pedro Almodóvar «Dolor y Gloria»; algunos comentaban que se trataba de la biografía del propio Director, pues el actor protagonista, Antonio Banderas, llegó a decir que se había sentido dirigido por el propio personaje que interpretaba; sin embargo, otros decían que nada tenía que ver con el premiado Director, porque no aparecían en la misma muchos acontecimientos de su realidad. Lo que sí es cierto que puede tratarse de un guion inspirado en muchos sucesos acontecidos en la vida de Almodóvar, pero, como la mayoría de las novelas y películas, con su desarrollo en la ficción.




Después del almuerzo, las nubes se habían levantado y el fin de semana apuntaba a ser cálido y solariego, por lo que habían quedado en verse de nuevo el sábado a la hora de comer. Esta vez irían a degustar la fabada del Restaurante Norte de la localidad de Paterna.


 Darío Navalperal

viernes, 15 de noviembre de 2019

Bar-restaurante Vent de Nit, camino a la mar, 53, Alboraya,Valencia (15-11-2019)


          El viento gélido de las cumbres blanquecinas de la Sierra Calderona barría la Ciudad, con temperaturas que no superaban los 12 grados, cuando Los Dalton Buidaolles se dirigían a almorzar al Bar-restaurante Vent de Nit.

             
Sin embargo, el viento no era capaz de mover esa nave varada en el tiempo y hallada en el interior de un local. Una nave que hace más de dos décadas pudo ir a la deriva empujada por el viento de la noche, pero que resurgió de un océano tempestuoso en lo económico, y, alumbrada por el faro de la gastronomía, parece haber llegado a buen puerto.

El establecimiento Vent de Nit hace más de veinte años que se creó en una zona poligonera que le ha ido ganando espacio a la frondosa huerta de la localidad de Alboraya. En sus orígenes comenzó siendo un pub nocturno o bar de copas –de ahí el significado de su nombre–, no obstante, debido a la proliferación de este tipo de negocios; unido a los cambios de costumbres y modas, tuvo que reinventarse y dedicarse de lleno a la restauración. Almuerzos, comidas y cenas se pueden degustar en este original local, abierto desde el amanecer hasta las 3 de la madrugada.


Un velero de un solo mástil, cuyo elíptico casco –hecho de obra– se usa a modo de mostrador, al fondo del cual existe una cocina abierta que muestra toda su actividad. Cuenta con un gran aforo, y el techo, de más de 6 metros de altura, proporciona una buena acústica, permitiendo oír lo que se habla, aunque el nivel de decibelios sea muy elevado. Todas las paredes están decoradas con motivos marinos.

           La variedad que ofrece para el almuerzo da la posibilidad de combinar el bocadillo con productos del mar, de la granja y de la huerta, todo ello con un servicio rápido y organizado. Los bocadillos de carne de caballo con ajetes tiernos, el pollo con cebolla y ajetes tiernos, la tortilla de patatas con calamares y all i oli… entre otros productos, se pueden degustar aquí; es de admirar la calidad del all i oli, el cual sirven en plato aparte y presenta un gran espesor y consistencia.  Sin embargo, la carne de caballo ese día estaba algo dura y los calamares correosos. En un restaurante tan cercano al mar se echan de menos más y mejores productos procedentes del mismo.


No obstante, merece la pena darse un paseo de unos cuantos kilómetros entre sembrados y alquerías para ir al Bar-restaurante Vent de Nit, aunque solo sea por su decoración.

Hacía menos de una semana que se habían celebrado las elecciones generales y en todas las tertulias se comentaba el pacto de gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, pero este trillado tema no fue muy tocado en la tertulia de Los Buidaolles. Se habló de otras cosas tales como la inundación, más de lo habitual, de Venecia; pues la marea había subido como no lo hacía desde algo más de 50 años. Llamativo resultaba observar a miles de turistas caminando por la plaza de San Marcos con el agua hasta las rodillas, y una pena ver cómo el agua llegaba hasta el interior de importantes museos poniendo en peligro numerosas obras de arte.

En la huerta de Alboraya todavía quedan alquerías habitadas por los agricultores propietarios de las mismas, además de otras ocupadas por los «sin techo». En esta zona que da al polígono industrial y al Bar-restaurante Vent de Nit, la paz se acaba para algunos residentes, quienes añoran el entorno rural de otra época a punto de desaparecer; la ingente cantidad de vehículos que llegan al polígono y al propio restaurante aparcan en cualquier hueco que encuentran, incluso delante de las viviendas de los lugareños, que no están acostumbrados a ello a pesar de que sus puertas nunca han exhibido la señal de prohibición o vado.  Un hombre indignado entró en el establecimiento preguntando que de quién era el coche que había aparcado junto a la verja de su casa y le impedía sacar el suyo propio. El mismo resultó ser de uno de Los Buidaolles, quién al no ver la señal de prohibición ni la apreciación de garaje alguno, optó por aparcar allí. Los toscos modales del huertano abroncando al interpelado, aun no llevando la razón, no dejaban de poner de manifiesto su rabia contenida por esa pérdida de identidad del entorno rural, que languidece día a día a causa de los impactos de las infraestructuras y del mundo sobre ruedas.


Darío Navalperal

viernes, 8 de noviembre de 2019

Bodega Domingo, la taberna del pulpo, Plaza Organista Cabo, 3,Valencia (8-11-2019)


El invierno presentaba su tarjeta de visita, con la nieve en algunas cumbres del interior, cuando todavía el otoño transcurría por su ecuador en el calendario. De golpe se había pasado de la manga corta a la camiseta termal, de la sombrilla playera al trineo en las estaciones de montaña cubiertas por el manto blanco.

Aquel segundo viernes del penúltimo mes del año se presentaba ventoso, aunque soleado, cuando los Dalton Buidaolles se dirigían a la Bodega Domingo a degustar el habitual esmorzaret, en la plaza del Organista Cabo, nº 3, junto al Jardín de Ayora.

En «La Bodega Domingo» figura también en su denominación «La taberna del pulpo», no obstante, este apreciado cefalópodo no llega, con ninguno de sus tentáculos, a tocar ni de cerca el plato de los almuerzos matutinos; el camarero comentó que el no ofrecerlo en el almuerzo es porque encarecería el precio del mismo, sin embargo, es uno de los platos estrella en las comidas y cenas que se dan en este
establecimiento. En el almuerzo, el caballo y la caballa se dan cita en el entrepan: suculentos bocadillos de carne de caballo con ajetes tiernos y patatas; y otros, para los más moderados, de filetes de caballa en conserva con tomate. Las opciones para los vegetarianos o dietas hipocalóricas también pueden tener aquí respuesta con las tortillas de
espinacas al plato. Todo ello, incluyendo el bien elaborado cremaet, al asequible precio de 5€.


Con una decoración mixta; que conserva algunos elementos de la tradicional bodega con los alicatados actuales y pantallas led, aquí, además de almorzar, se puede mantener una agradable y relajada tertulia, debido a la buena acústica del local.



Alguno de los Buidaolles comentaba sus viajes por Egipto y Turquía, entre otros temas relacionados con la situación política nacional, no en vano ese era el día previo a la jornada de reflexión de las elecciones generales.

Los Dalton Buidaolles decidieron dar un paseo por esa zona verde tan tranquila como es el Jardín de Ayora, junto a Bodega Domingo, que ofrece un ambiente sosegado con su frondosa vegetación de ficus, jacarandas, falsas acacias, eucaliptos, olivos… entre otros árboles ornamentales. En el centro de ese jardín de aire romántico, presido por un hermoso palacete de estilo modernista, construido en 1900 por el comerciante José Ayora, sede actual de la universidad popular. Los terrenos fueron comprados por el Ayuntamiento de Valencia en el año 1976, procediéndose al acondicionamiento, restauración del edificio y limpieza del jardín.  






Darío Navalperal

TOP TEN DE LOS ESTABLECIMIENTOS CON MÁS PUNTUACIÓN A CRITERIO DE LOS DALTON BUIDAOLLES, EN UNA MUESTRA DE 76 TEMPLOS GASTRONÓMICOS DEL ESMORZARET 08-11-2019)


El paladar nunca puede convertirse en juez si la memoria no acompaña. Por tal motivo, antes de que el monstruo del tiempo se apodere, cual ladrón, de los recuerdos y nos impida distinguir entre excelencia y mediocridad, no es mala cosa ir haciendo balance y seleccionar todo aquello que las papilas gustativas han ido transmitiendo al cerebro. 

   Cuando se cumplen tres años de las primeras publicaciones en este blog gastronómico, y después de 76 crónicas correspondientes a 76 establecimientos de Valencia y su área metropolitana, en los que se degusta cada día el popular esmorzaret, se procede a realizar un análisis exhaustivo de los 10 que, a juicio de estos exigentes paladares, merecen mayor puntuación; atendiendo siempre a la variedad y calidad de sus productos, al servicio y atención recibidas, al confort del local, al precio, a sus accesos… entre otros aspectos considerados.

Se relacionan a continuación los 10 locales, por orden de preferencia, que han obtenido mayor puntuación:


             Nº 1 RESTAURANTE PUERTA DEL MAR (20-09-2019)

      El Bar-Restaurante Puerta del Mar hace honor a su nombre, y en él se pueden degustar los más diversos y frescos productos del mar, así como otros muchos procedentes de la huerta valenciana. Su decoración le da un aire de bodega o antiguo mesón y le convierten en un confortable establecimiento especializado en todo tipo de arroces y otros platos de la cocina tradicional valenciana, así como en el típico esmorzaret.


Gran variedad de productos para el bocadillo en un pan crujiente fácil de deglutir, con un organizadísimo servicio de atención rápida al cliente; pues solo has de llegar, coger un número que se corresponde con una mesa, y pedir en la barra la comanda. En pocos minutos te atienden a pesar de que la concurrencia complete el aforo: lo cual suele ser frecuente entre las 10 y las 11 de la mañana. El asequible precio incluye ese cremaet tan necesario cuando las frescas y húmedas mañanas hacen acto de presencia en la ciudad.

Nº 2 BAR ROJAS-CLEMENTE (15-03-2018)

  El mencionado establecimiento es un recinto de muy reducido aforo; puede que estuviera diseñado para dar un servicio en exclusiva a los comerciantes y trabajadores del propio mercado. Sin embargo, debido a su excelencia culinaria – como así se lo reconoce Trip Advisor -, este pequeño local se desborda de clientela a la hora del almuerzo. Todos sus productos presentan una gran calidad, pero si hubiera que destacar alguno mencionaríamos las croquetas de bacalao o las torrijas de chocolate. En sentido negativo hay que decir que no es un sitio para relajarse ni para charlar, pues el nivel de decibelios impide cualquier tipo de conversación. Como suele ocurrir en todos los establecimientos con cierta fama y prestigio, la gran afluencia de público esperando su turno para ocupar mesa, hace que, de manera inconsciente, tengas que deglutir con cierta rapidez y no te da mucho tiempo a saborear las suculentas viandas. Pero, a pesar de estos inconvenientes, es un lugar muy recomendable para el almuerzo por su extraordinaria relación calidad-precio.

            Nº 3 BAR HERMANOS HARO (31-03-2017)

En la calle Las Columbretes, 23, está el Bar Hermanos Haro, donde podemos encontrar de todo, menos, paradójicamente, a los Hermanos Haro. En realidad, ellos ya no son los dueños del negocio, lo traspasaron a Roberto, - actual propietario - quien ha querido mantener el nombre para no despistar a la clientela. El bar es un pequeño local de unos veinte metros cuadrados, pero que cuenta con una amplia terraza ocupando todo el ancho de una calle peatonal. Sin embargo, cuando llegaron los Buidaolles, todas las mesas estaban ocupadas y fueron ubicados en un local anexo un tanto especial. Roberto, - un interesante personaje a quien más adelante mencionaremos – encontró una rápida solución, y les instaló nada menos que en un casal fallero. Ese local que alberga trofeos, ninot… y todos los útiles necesarios para los eventos de la comisión fallera de las calles aledañas.

Porque Roberto improvisa no sólo en su circunloquio humorístico, también en las situaciones que el día a día le presenta su trabajo de hostelería. En el momento en que le preguntaron los Dalton por los productos que había para almorzar, él contestó:

-    No os preocupéis, os voy a poner de todo. Sólo decidme la bebida, de lo demás ya me encargo yo.

…Y en efecto, Roberto puso de todo: bocadillos de longanizas, de morcilla, de jamón, de carne de caballo con huevos… y unas deliciosas anchoas del Cantábrico. Además, con el café, también sacó pasteles. Todo ello al módico precio de 6,50 €. Nunca, en ningún sitio, habían recibido tanto – comida, bebida, buen trato, entretenimiento, etc.– por tan poco dinero.

            Nº 4 BAR VALENCIA (08-03-2019)

         En una zona casi de la periferia de Torrente se encuentra el Bar Valencia. Un establecimiento con estilo propio, cuya estética vintage atrae ya desde el exterior. Pero, además, sorprende sobremanera cuando entras en el local y descubres objetos que no se utilizan desde hace casi medio siglo. Y todo expuesto con gusto y refinamiento, donde los utensilios de labores de oficina se combinan con múltiples grifos de cerveza: unos actuales, otros ya en desuso.

La moto, sobre el mostrador, marca Derbi de los años sesenta, las máquinas de escribir y de estenotipia de los años cuarenta, los aparatos de radio, las grabadoras de cinta magnetofónica, los ventiladores viejos, las guitarras… todos utensilios e instrumentos que nos pueden transportar a nuestra más tierna infancia o adolescencia -y que podemos admirar ahora en museos dedicados a las artes y costumbres populares- se exponen también en este genuino bar, donde la pasión por el rock, la cerveza y las motos -factor común de muchos seguidores, tanto del siglo pasado como de este- queda aquí reflejada en su recargada decoración vintage.
   
Pero no solo destaca este establecimiento por su original decoración, también merece mención especial su variedad gastronómica, la calidad de sus productos, la organización del servicio y el toque especial en la presentación de sus productos en los expositores.

Cabe destacar la forma en cómo se sirve el cremaet. Un vaso con el café y otro con el azúcar y el ron ardiendo. Así el consumidor decide el tiempo que la llama debe estar encendida, consumiéndose así el alcohol. Un detalle más de este interesante bar.

Todo en este establecimiento está pensado y diseñado para atraer a un cliente que busca algo diferente, unido a la relación calidad-precio. No en vano, a las diez de la mañana el local se encontraba atestado de gente, tanto en su interior como en su terraza, siendo sus clientes asiduos los miembros de las fuerzas del orden público.


            Nº 5 BODEGA LA PASCUALA (06-10-2017)

El público que frecuenta en estos tiempos Bodega La Pascuala es muy variopinto: desde obreros de la construcción hasta ejecutivos de empresa, acuden a este popular y famoso establecimiento conocido ya en todos los medios de comunicación local. 

¿Pero guarda relación la fama que tiene el local con la calidad en sus productos, de su servicio, de su confort, de su decoración, de su precio…? Puede decirse que en Valencia hay muchos locales de almuerzo que igualan o superan a este, no obstante, la fama y el prestigio que ha cosechado a lo largo de los años, dan lugar a que, a las diez de la mañana, el local esté repleto de gente y haya que esperar una media hora para coger mesa. Esa masificación que hace que aumente el nivel de ruido y que las conversaciones sean inaudibles.   No obstante, Bodega La Pascuala sigue siendo uno de esos locales donde se almuerza a lo grande. Tan grande como sus bocadillos de más de 50 centímetros repletos de buey, beicon, jamón, queso, tomate… difíciles de meter entre pecho y espalda, recurriendo al papel de aluminio, facilitado por la atenta y solícita camarera, y guardar el sobrante para llevar a casa.

El nuevo local aún conserva algunos vestigios en su decoración en aquello que le dio su prestigio y esplendor, algunas antigüedades a modo de reliquia, pero que no combinan muy bien con otros elementos de sus nuevas instalaciones, que rompen con esa añoranza de su glorioso pasado. Es una pena que muchos de estos establecimientos, por adaptarlos al confort y a las tendencias vanguardistas, pierdan su encanto y, con ello, una parte importante de la cultura de una zona de la ciudad. En este sentido, se debería aprender de la ciudad de Lisboa, cuya fama se la da el hecho de haber sabido conservar intactos este tipo de locales; con su decoración y costumbres a lo largo de los siglos. 

            Aunque algo en positivo podemos destacar de Bodega La pascuala, y es el recipiente en el que suelen servir el vino o la cerveza, ese porrónbarral –como se denomina en Valencia– que hace que pierdas el control de lo que bebes y de dónde cae la última gota. Una pena que no se sigan conservando más costumbres similares en este y otros establecimientos de la ciudad, pues forman parte de sus señas de identidad. 


            Nº 6 BAR EL TROVADOR (15-03-2017)

El Bar-Cafetería El Trovador cuenta con una fachada estrecha, pero con un amplio interior. No obstante, a determinadas horas de la mañana la afluencia de público es tanta, que has de esperar si quieres coger mesa.  Es llamativo ver en este local, a ejecutivos trajeados y empleados de comercio junto a obreros de la construcción, funcionarios o jubilados; todos atraídos por el buen yantar en variedad y cantidad y, sobre todo, por el precio tan adaptado a las épocas de crisis económica.   Digno de mención es también, la rapidez en que eres atendido; tal vez porque el contagio de la prisa del cliente hace que los camareros y cocineros desarrollen unas habilidades especiales, transcurriendo muy pocos minutos desde que pides en barra hasta que te sirven en mesa.

La amplia gama de productos que nos ofrece El Trovador, da lugar a que cualquiera pueda adaptar el bocadillo o plato combinado a su dieta o a sus apetencias. Una amplia variedad en carnes, tortillas, longanizas… por una parte, o bien, para opciones más bajas en calorías, verduras y escalibadas con atún. Además, para quienes acostumbren a tomar dulce por la mañana, existe también pastelería y bollería.

            Nº 7 BAR AQUILINO

La tradición pesquera de la zona, da lugar a que en sus establecimientos de hostelería se pueda degustar una amplia variedad de cefalópodos, crustáceos y peces a muy buen precio. El Bar-restaurante Aquilino es un ejemplo de ello. Abierto desde el amanecer, este establecimiento ofrece a sus clientes: almuerzos, comidas y cenas, con su amplia carta y su especialidad en “All i pebre”. Un local que puede pasar desapercibido por su exterior, -pues no se distingue de las humildes casitas de pescadores-  se encuentra en la calle Castell de Pop, 31. No obstante, su interior ofrece el típico decorado de la taberna de puerto marítimo, con imágenes sobre azulejos evocadoras de una época en la que las olas y las barcas llegaban hasta la misma localidad.

Asombrosos son los bocadillos de calamares en barra de pan de cincuenta centímetros, que sólo los más apetentes tragaldabas son capaces de acabar, a menos que lo compartan.

Deliciosa la fritura de salmonetes y boquerones, siempre recién hechos, siempre crujientes y con elevada temperatura; lo que hace que las secreciones digestivas se estimulen y nos inviten a probarlos antes de que se enfríen, quemándonos la lengua, con la consiguiente llaga de recuerdo.

Además de ser conocido y valorado el local por su especialidad en arroces, debemos hacer mención especial al all i pebre. Ese guiso obtenido con las anguilas de la albufera, producidas en la actualidad en piscifactorías. Exclusivo de Valencia, donde mejor se puede degustar es en los poblados marítimos y los próximos a la Albufera, en los cuales se elabora la receta tradicional cuyos ingredientes de base son: la anguila, las patatas, el pimentón y el ajo. Un plato que cuenta con tantos entusiastas como detractores, pues la sensación que para algunos produce, por el parecido a una serpiente, hace que su cerebro bloquee su estómago y les produzca repulsa y nauseas el simple hecho de verlo en la mesa. Sin embargo, estos mismos comensales, cuando desconocen la forma original del pez antes de ser troceado, lo saborean con placer y hasta llegan a repetir. En Casa Aquilino se presenta un producto de gran calidad, tan suave que llega a deshacerse en la boca. Para alguno de los miembros de Los Dalton Buidaolles estaba poco picante, con respecto a la receta tradicional. Es posible que el establecimiento se esté adaptando a la media de edad de sus clientes habituales, muchos de ellos sexagenarios con las correspondientes prescripciones facultativas de evitar todo aquello que aumente su tensión y otros problemas coronarios.


            Nº 8 BAR PLAZA (03-03-2018)

El Bar-Cafetería Plaza es un local de pequeño aforo en su interior; tan solo para unas quince o veinte personas, pero con una amplia terraza, donde resulta muy agradable almorzar, comer o cenar. Muy frecuentado, debido al lugar tan turístico en el que se halla. Sin embargo, su concurrencia de público no solo se debe a su estratégica localización, también a la calidad de sus productos y a su servicio: su tortilla de patatas recién hecha – posiblemente la mejor hasta el momento probada-, sus albóndigas caseras con tomate, sus croquetas caseras de caldo de cocido y sus bocadillos de chivito, hacen de este bar un lugar selecto, en la zona más visitada de la ciudad. Si hubiera que poner algún “pero”, diríamos que en este establecimiento no sirven cremaet, posiblemente por el tiempo que lleva hacerlo en el acto. También el precio del almuerzo resulta algo más caro que en otras zonas de la ciudad, aunque esto pudo ser debido a que ese día era festivo, es posible que los días laborables esté más adaptado al nivel económico de sus clientes: funcionarios y empleados de comercio de la zona. 

            Nº 9 BAR CENT DUROS (08-09-2017)

El paisaje huertano permite relajar la mirada y, a pocos kilómetros de la gran ciudad, meterse de lleno en el ambiente rural puede ser una respuesta al estrés y a las prisas.  En Casa Cent Duros el tiempo parece no haber transcurrido. No, no exageraba Juan Echanove –famoso actor y buen crítico gastronómico- cuando decía que, todos los días, más de trescientas personas frecuentan el local para degustar el típico almuerzo valenciano; de hecho, Los Buidaolles esperaron más de treinta minutos hasta que quedó libre una mesa junto a la que tomar asiento. La tortilla de cebolla, las croquetas de bacalao, los calamares con pimientos o habas tiernas, la sangre encebollada… forman parte de su diversificada oferta.

Especial mención requiere aquí también el cremaet, que, a pesar de lo que muchos piensen, no tiene gran contenido alcohólico, ya que la función de quemar durante unos segundos el ron que contiene, le baja la graduación, consiguiendo así un combinado perfecto con el café, la canela, el azúcar y el limón. En este local le dan un toque de distinción, al ponerle unos granos de café flotando en el vaso. Una bebida, autóctona de la Comunidad Valenciana, que no llega a ser tan conocida como la paella, pero que va camino de serlo.

           Nº 10 RESTAURANTE EL CELLER DE PEAMFLO (12-04-2019)

En el número 13 de la Plaza Mayor de Picaña se encuentra 

la cafetería-restaurante El Celler de Peamflo, que pretende hacer honor a su nombre de bodega (celler en valenciano), y presenta en su restaurante una selección de caldos de importantes marcas y denominaciones de origen; unos vinos solo para el deleite del paladar de los más entendidos. Contrasta en su decoración esa ventana abierta a una plantación de viñas; aunque no sea más que una fotografía con luz, crea ese clima agradable y relajado, haciendo sentir al comensal la sensación de encontrarse en mitad del campo.


Una curiosidad de este establecimiento en los almuerzos es la forma de pedir la comanda, pues te hacen pasar hasta la cocina para elegir el bocadillo o plato que deseas; una manera de mostrar el producto en el lugar en el que se elabora, con la consiguiente garantía para el comensal.  

Su gran variedad de productos para el bocadillo; en un pan que se encargan de calentar previamente en una tostadora, hacen que el cliente matutino pueda degustar aquí un almuerzo que podríamos calificar con esa expresión tan valenciana: “de categoría”. Además, en este establecimiento también te ponen el típico cremaet en su punto de azúcar y alcohol. Y todo, con un servicio en el que podemos destacar la rapidez y la amabilidad por parte de las camareras y cocineras.

 «Peamflo» es un acrónimo de Pedro, Amparo y Florentino: socios y dueños de un establecimiento que merece la pena darse un paseo desde la Capital para comprobar sus bondades.


Darío Navalperal