El
paladar nunca puede convertirse en juez si la memoria no acompaña. Por tal
motivo, antes de que el monstruo del
tiempo se apodere, cual ladrón, de los recuerdos y nos impida distinguir entre
excelencia y mediocridad, no es mala cosa ir haciendo balance y seleccionar
todo aquello que las papilas gustativas han ido transmitiendo al cerebro.
Cuando se cumplen tres años de las primeras
publicaciones en este blog gastronómico, y después de 76 crónicas
correspondientes a 76 establecimientos de Valencia y su área metropolitana, en
los que se degusta cada día el popular esmorzaret, se procede a realizar un
análisis exhaustivo de los 10 que, a juicio de estos exigentes paladares,
merecen mayor puntuación; atendiendo siempre a la variedad y calidad de sus
productos, al servicio y atención recibidas, al confort del local, al precio, a
sus accesos… entre otros aspectos considerados.
Se
relacionan a continuación los 10 locales, por orden de preferencia, que han
obtenido mayor puntuación:
Nº 1 RESTAURANTE PUERTA
DEL MAR (20-09-2019)
El
Bar-Restaurante Puerta del Mar hace honor a su nombre, y en él se pueden
degustar los más diversos y frescos productos del mar, así como otros muchos
procedentes de la huerta valenciana. Su decoración le da un aire de bodega o
antiguo mesón y le convierten en un confortable establecimiento especializado
en todo tipo de arroces y otros platos de la cocina tradicional valenciana, así
como en el típico esmorzaret.
Gran
variedad de productos para el bocadillo en un pan crujiente fácil de deglutir,
con un organizadísimo servicio de atención rápida al cliente; pues solo has de
llegar, coger un número que se corresponde con una mesa, y pedir en la barra la
comanda. En pocos minutos te atienden a pesar de que la concurrencia complete
el aforo: lo cual suele ser frecuente entre las 10 y las 11 de la mañana. El
asequible precio incluye ese cremaet tan necesario cuando las frescas y húmedas
mañanas hacen acto de presencia en la ciudad.
Nº 2 BAR ROJAS-CLEMENTE
(15-03-2018)
El
mencionado establecimiento es un recinto de muy reducido aforo; puede que
estuviera diseñado para dar un servicio en exclusiva a los comerciantes y
trabajadores del propio mercado. Sin embargo, debido a su excelencia culinaria
– como así se lo reconoce Trip Advisor -, este pequeño local se desborda de
clientela a la hora del almuerzo. Todos sus productos presentan una gran
calidad, pero si hubiera que destacar alguno mencionaríamos las croquetas de
bacalao o las torrijas de chocolate. En sentido negativo hay que decir que no
es un sitio para relajarse ni para charlar, pues el nivel de decibelios impide
cualquier tipo de conversación. Como suele ocurrir en todos los
establecimientos con cierta fama y prestigio, la gran afluencia de público
esperando su turno para ocupar mesa, hace que, de manera inconsciente, tengas
que deglutir con cierta rapidez y no te da mucho tiempo a saborear las
suculentas viandas. Pero, a pesar de estos inconvenientes, es un lugar muy
recomendable para el almuerzo por su extraordinaria relación calidad-precio.
Nº 3 BAR HERMANOS HARO
(31-03-2017)
En la calle Las Columbretes, 23, está el Bar Hermanos Haro,
donde podemos encontrar de todo, menos, paradójicamente, a los Hermanos Haro.
En realidad, ellos ya no son los dueños del negocio, lo traspasaron a Roberto,
- actual propietario - quien ha querido mantener el nombre para no despistar a
la clientela. El bar es un pequeño local de unos veinte metros cuadrados, pero
que cuenta con una amplia terraza ocupando todo el ancho de una calle peatonal.
Sin embargo, cuando llegaron los Buidaolles, todas las mesas estaban ocupadas y
fueron ubicados en un local anexo un tanto especial. Roberto, - un interesante
personaje a quien más adelante mencionaremos – encontró una rápida solución, y
les instaló nada menos que en un casal fallero. Ese local que alberga trofeos,
ninot… y todos los útiles necesarios para los eventos de la comisión fallera de
las calles aledañas.
Porque Roberto improvisa no sólo en su circunloquio humorístico,
también en las situaciones que el día a día le presenta su trabajo de
hostelería. En el momento en que le preguntaron los Dalton por los productos
que había para almorzar, él contestó:
- No
os preocupéis, os voy a poner de todo. Sólo decidme la bebida, de lo demás ya
me encargo yo.
…Y en efecto, Roberto puso de todo:
bocadillos de longanizas, de morcilla, de jamón, de carne de caballo con
huevos… y unas deliciosas anchoas del Cantábrico. Además, con el café, también
sacó pasteles. Todo ello al módico precio de 6,50 €. Nunca, en ningún sitio,
habían recibido tanto – comida, bebida, buen trato, entretenimiento, etc.– por
tan poco dinero.
Nº 4 BAR VALENCIA (08-03-2019)
En una
zona casi de la periferia de Torrente se encuentra el Bar Valencia. Un
establecimiento con estilo propio, cuya estética vintage atrae ya desde el exterior. Pero, además, sorprende
sobremanera cuando entras en el local y descubres objetos que no se utilizan
desde hace casi medio siglo. Y todo expuesto con gusto y refinamiento, donde
los utensilios de labores de oficina se combinan con múltiples grifos de
cerveza: unos actuales, otros ya en desuso.
La moto, sobre el mostrador, marca Derbi de
los años sesenta, las máquinas de escribir y de estenotipia de los años
cuarenta, los aparatos de radio, las grabadoras de cinta magnetofónica, los
ventiladores viejos, las guitarras… todos utensilios e instrumentos que nos
pueden transportar a nuestra más tierna infancia o adolescencia -y que podemos
admirar ahora en museos dedicados a las artes y costumbres populares- se
exponen también en este genuino bar, donde la pasión por el rock, la cerveza y
las motos -factor común de muchos seguidores, tanto del siglo pasado como de
este- queda aquí reflejada en su recargada decoración vintage.
Pero no solo destaca este establecimiento por su original
decoración, también merece mención especial su variedad gastronómica, la
calidad de sus productos, la organización del servicio y el toque especial en
la presentación de sus productos en los expositores.
Cabe destacar la forma en cómo se sirve el cremaet. Un vaso
con el café y otro con el azúcar y el ron ardiendo. Así el consumidor decide el
tiempo que la llama debe estar encendida, consumiéndose así el alcohol. Un
detalle más de este interesante bar.
Todo en este establecimiento está pensado y diseñado para
atraer a un cliente que busca algo diferente, unido a la relación calidad-precio.
No en vano, a las diez de la mañana el local se encontraba atestado de gente,
tanto en su interior como en su terraza, siendo sus clientes asiduos los
miembros de las fuerzas del orden público.
Nº 5 BODEGA LA PASCUALA
(06-10-2017)
El público que frecuenta en estos tiempos Bodega La
Pascuala es muy variopinto: desde obreros de la construcción hasta ejecutivos
de empresa, acuden a este popular y famoso establecimiento conocido ya en
todos los medios de comunicación local.
¿Pero guarda relación la fama que tiene el
local con la calidad en sus productos, de su servicio, de su confort, de
su decoración, de su precio…? Puede decirse que en Valencia hay muchos
locales de almuerzo que igualan o superan a este, no obstante, la fama y el
prestigio que ha cosechado a lo largo de los años, dan lugar a que, a las diez
de la mañana, el local esté repleto de gente y haya que esperar una media hora
para coger mesa. Esa masificación que hace que aumente el nivel de ruido y que
las conversaciones sean inaudibles. No obstante, Bodega La
Pascuala sigue siendo uno de esos locales donde se almuerza a lo grande. Tan
grande como sus bocadillos de más de 50 centímetros repletos de buey, beicon,
jamón, queso, tomate… difíciles de meter entre pecho y espalda, recurriendo al
papel de aluminio, facilitado por la atenta y solícita camarera, y guardar
el sobrante para llevar a casa.
El nuevo local aún conserva algunos vestigios en su
decoración en aquello que le dio su prestigio y esplendor, algunas antigüedades
a modo de reliquia, pero que no combinan muy bien con otros elementos de sus
nuevas instalaciones, que rompen con esa añoranza de su glorioso pasado. Es una
pena que muchos de estos establecimientos, por adaptarlos al confort y a las
tendencias vanguardistas, pierdan su encanto y, con ello, una parte importante
de la cultura de una zona de la ciudad. En este sentido, se debería aprender de
la ciudad de Lisboa, cuya fama se la da el hecho de haber sabido conservar
intactos este tipo de locales; con su decoración y costumbres a lo largo de los
siglos.
Aunque
algo en positivo podemos destacar de Bodega La pascuala, y es el recipiente en
el que suelen servir el vino o la cerveza, ese porrón o barral –como se denomina en Valencia– que
hace que pierdas el control de lo que bebes y de dónde cae la última gota. Una
pena que no se sigan conservando más costumbres similares en este y otros
establecimientos de la ciudad, pues forman parte de sus señas de
identidad.
Nº 6 BAR EL TROVADOR (15-03-2017)
El Bar-Cafetería El Trovador cuenta con una fachada
estrecha, pero con un amplio interior. No obstante, a determinadas horas de la
mañana la afluencia de público es tanta, que has de esperar si quieres coger
mesa. Es llamativo ver en este local, a ejecutivos trajeados y empleados
de comercio junto a obreros de la construcción, funcionarios o jubilados; todos
atraídos por el buen yantar en variedad y cantidad y, sobre todo, por el precio
tan adaptado a las épocas de crisis económica. Digno de mención es
también, la rapidez en que eres atendido; tal vez porque el contagio de la
prisa del cliente hace que los camareros y cocineros desarrollen unas
habilidades especiales, transcurriendo muy pocos minutos desde que pides en
barra hasta que te sirven en mesa.
La amplia gama de productos que nos ofrece
El Trovador, da lugar a que cualquiera pueda adaptar el bocadillo o plato
combinado a su dieta o a sus apetencias. Una amplia variedad en carnes,
tortillas, longanizas… por una parte, o bien, para opciones más bajas en
calorías, verduras y escalibadas con atún. Además, para quienes acostumbren a
tomar dulce por la mañana, existe también pastelería y bollería.
Nº 7 BAR AQUILINO
La tradición pesquera de la zona, da lugar a que en sus
establecimientos de hostelería se pueda degustar una amplia variedad de
cefalópodos, crustáceos y peces a muy buen precio. El Bar-restaurante Aquilino
es un ejemplo de ello. Abierto desde el amanecer, este establecimiento ofrece a
sus clientes: almuerzos, comidas y cenas, con su amplia carta y su especialidad
en “All i pebre”. Un local que puede pasar desapercibido por
su exterior, -pues no se distingue de las humildes casitas de pescadores-
se encuentra en la calle Castell de Pop, 31. No obstante, su interior ofrece el
típico decorado de la taberna de puerto marítimo, con imágenes sobre azulejos
evocadoras de una época en la que las olas y las barcas llegaban hasta la misma
localidad.
Asombrosos son los bocadillos de calamares en barra de pan
de cincuenta centímetros, que sólo los más apetentes tragaldabas son capaces de
acabar, a menos que lo compartan.
Deliciosa la fritura de salmonetes y boquerones, siempre
recién hechos, siempre crujientes y con elevada temperatura; lo que hace que
las secreciones digestivas se estimulen y nos inviten a probarlos antes de que
se enfríen, quemándonos la lengua, con la consiguiente llaga de recuerdo.
Además de ser conocido y valorado el local por su
especialidad en arroces, debemos hacer mención especial al all i pebre. Ese
guiso obtenido con las anguilas de la albufera, producidas en la actualidad en
piscifactorías. Exclusivo de Valencia, donde mejor se puede degustar es en los
poblados marítimos y los próximos a la Albufera, en los cuales se elabora la
receta tradicional cuyos ingredientes de base son: la anguila, las patatas, el
pimentón y el ajo. Un plato que cuenta con tantos entusiastas como detractores,
pues la sensación que para algunos produce, por el parecido a una serpiente,
hace que su cerebro bloquee su estómago y les produzca repulsa y nauseas el
simple hecho de verlo en la mesa. Sin embargo, estos mismos comensales, cuando
desconocen la forma original del pez antes de ser troceado, lo saborean con
placer y hasta llegan a repetir. En Casa Aquilino se presenta un producto de
gran calidad, tan suave que llega a deshacerse en la
boca. Para alguno de los miembros de Los
Dalton Buidaolles estaba poco picante, con respecto a la receta tradicional. Es
posible que el establecimiento se esté adaptando a la media de edad de sus
clientes habituales, muchos de ellos sexagenarios con las correspondientes
prescripciones facultativas de evitar todo aquello que aumente su tensión y
otros problemas coronarios.
Nº 8 BAR PLAZA
(03-03-2018)
El Bar-Cafetería Plaza es un local de
pequeño aforo en su interior; tan solo para unas quince o veinte personas, pero
con una amplia terraza, donde resulta muy agradable almorzar, comer o cenar.
Muy frecuentado, debido al lugar tan turístico en el que se halla. Sin embargo,
su concurrencia de público no solo se debe a su estratégica localización,
también a la calidad de sus productos y a su servicio: su tortilla de patatas
recién hecha – posiblemente la mejor hasta el momento probada-, sus albóndigas
caseras con tomate, sus croquetas caseras de caldo de cocido y sus bocadillos
de chivito, hacen de este bar un lugar selecto, en la zona más visitada de la
ciudad. Si hubiera que poner algún “pero”,
diríamos que en este establecimiento no sirven cremaet, posiblemente por el
tiempo que lleva hacerlo en el acto. También el precio del almuerzo resulta
algo más caro que en otras zonas de la ciudad, aunque esto pudo ser debido a
que ese día era festivo, es posible que los días laborables esté más adaptado
al nivel económico de sus clientes: funcionarios y empleados de comercio de la
zona.
Nº 9 BAR CENT DUROS
(08-09-2017)
El paisaje huertano permite relajar la
mirada y, a pocos kilómetros de la gran ciudad, meterse de lleno en el ambiente
rural puede ser una respuesta al estrés y a las prisas. En Casa Cent
Duros el tiempo parece no haber transcurrido. No, no exageraba Juan Echanove –famoso
actor y buen crítico gastronómico- cuando decía que, todos los días, más de
trescientas personas frecuentan el local para degustar el típico almuerzo
valenciano; de hecho, Los Buidaolles esperaron más de treinta minutos hasta que
quedó libre una mesa junto a la que tomar asiento. La tortilla de cebolla, las
croquetas de bacalao, los calamares con pimientos o habas tiernas, la sangre
encebollada… forman parte de su diversificada oferta.
Especial mención requiere
aquí también el cremaet, que, a pesar de lo que muchos piensen, no tiene gran
contenido alcohólico, ya que la función de quemar durante unos segundos el ron
que contiene, le baja la graduación, consiguiendo así un combinado perfecto con
el café, la canela, el azúcar y el limón. En este local le dan un toque de
distinción, al ponerle unos granos de café flotando en el vaso. Una bebida,
autóctona de la Comunidad Valenciana, que no llega a ser tan conocida como la
paella, pero que va camino de serlo.
Nº 10 RESTAURANTE EL CELLER
DE PEAMFLO (12-04-2019)
En el número 13 de la Plaza Mayor de Picaña se encuentra
la cafetería-restaurante El Celler de Peamflo, que pretende
hacer honor a su nombre de bodega (celler en valenciano), y presenta en su
restaurante una selección de caldos de importantes marcas y denominaciones de
origen; unos vinos solo para el deleite del paladar de los más entendidos.
Contrasta en su decoración esa ventana abierta a una plantación de viñas;
aunque no sea más que una fotografía con luz, crea ese clima agradable y
relajado, haciendo sentir al comensal la sensación de encontrarse en mitad del
campo.
Una curiosidad de este establecimiento en los almuerzos es
la forma de pedir la comanda, pues te hacen pasar hasta la cocina para elegir
el bocadillo o plato que deseas; una manera de mostrar el producto en el lugar
en el que se elabora, con la consiguiente garantía para el comensal.
Su gran variedad de productos para el
bocadillo; en un pan que se encargan de calentar previamente en una tostadora,
hacen que el cliente matutino pueda degustar aquí un almuerzo que podríamos
calificar con esa expresión tan valenciana: “de categoría”.
Además, en este establecimiento también te ponen el típico cremaet en su punto
de azúcar y alcohol. Y todo, con un servicio en el que podemos destacar la
rapidez y la amabilidad por parte de las
camareras y cocineras.
«Peamflo» es
un acrónimo de Pedro, Amparo y Florentino: socios y dueños de un
establecimiento que merece la pena darse un paseo desde la Capital para
comprobar sus bondades.
Darío Navalperal