viernes, 29 de noviembre de 2019

Casa Chimo, C/ del Ingeniero Fausto Elio, 24, Valencia (29-11-2019)


       La mañana había amanecido con la ausencia del astro sol, y las nubes bajas cubrían la ciudad a pesar de que una suave brisa del sureste se esforzaba en barrerlas hacia el interior. El monstruo mecánico del servicio de limpieza barría también la alfombra de hojarasca que los ya desnudos árboles habían ido soltando en los últimos días. Pero en la Ciudad del Turia, la temperatura había dejado de ser invernal como en semanas anteriores y recobraba la habitual templanza otoñal. 

            Aquel día del anhelado viernes, Los Dalton Buidaolles se dirigían hacia el este de la Ciudad en dirección a Casa Chimo, un establecimiento que está entre la Ciudad Politécnica y el Hospital Asilo San Juan de Dios. Un edificio, este último, que comenzó siendo regentado por la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, y en la actualidad está a cargo del grupo Nisa, denominándose «Hospital Nisa Vithas Valencia al Mar». Su construcción es de estilo modernista valenciano, al igual que otros edificios emblemáticos de la Ciudad, presenta forma de U abierta al sur, y, debido su proximidad a la playa de La Malvarrosa, se le dio esa orientación para aprovechar el sol y la brisa del mar, siguiendo los planteamientos higienistas de la época.  

            Casa Chimo es un bar de reducidas dimensiones en su interior, pero con una amplia terraza exterior cubierta con toldos, en la que apetece estar a los fumadores y cuando las condiciones atmosféricas lo permiten. En este local se pueden degustar buenos almuerzos con variedad de productos, siendo su especialidad el de carne de caballo con huevo frito, ajetes tiernos y patatas fritas. 

            Como de costumbre procedemos a valorar la calidad del pan: a pesar de la ausencia de aristas o durezas que dañan las encías, se puede percibir la falta de crujiente, resultando algo correoso. Cuando el factor tiempo es fundamental en el mundo laboral la voracidad se impone, y para ello es fundamental que, la abundancia de productos del bocadillo, se acompañen con pan de miga absorbente y corteza fina, fácil de deglutir.

            Por otra parte, el amplio bocadillo con generosidad de productos, bien podría alcanzar una puntuación media-alta si no fuera porque algunos Buidaolles se quejaban de que un bocadillo que se supone debe estar caliente– llegó frío a la mesa. Sin embargo, debemos destacar la eficiencia y simpatía por parte del personal de servicio.

            Pero aquel viernes no era un viernes cualquiera, no. Se trataba del «Black Friday»: un invento del consumismo capitalista que nos induce a comprar, aunque no tengamos necesidad de ello. ¿Pero cuál es el origen del «Black Friday»? Entre Los Buidaolles se discutía si comenzó con el comercio de esclavos negros que se producía en EEUU el día después de acción de gracias, quienes eran vendidos con descuentos, no obstante, esto parecía ser un bulo que se había divulgado a través de las redes sociales. Más creíble parecía aquel otro rumor que apuntaba a motivos meramente comerciales y especulativos; cuando a finales del siglo XIX algunos empresarios estadounidenses, tras un año de pérdidas, daban el día libre a sus empleados –coincidiendo con el día después de acción de gracias– para que aprovecharan e hicieran sus compras y que, como consecuencia, hacía que las cuentas de las tiendas pasasen de números rojos a números negros y, por consiguiente, a beneficios. También hay quien hace referencia a un término acuñado por la policía de Filadelfia, en recuerdo de aquel día en que los habitantes de dicha ciudad se lanzaron a la calle para realizar sus compras y provocaron grandes atascos.  De cualquier modo, una operación de marketing que se ha extendió por todos los países capitalistas; deseada por muchos, denostada por otros tantos, pero que consigue que se produzca el gasto, motor necesario para la producción.


            Se recordó en aquella tertulia a la gran saga de cantantes valencianos, muchos de ellos con su origen en el rock; tal era el caso de los desaparecidos Bruno Lomas y Nino Bravo, aunque este último llegó a ser el mito, venerado por todos, con sus famosísimas baladas.  

También se habló de cine, y en concreto de la reciente película de Pedro Almodóvar «Dolor y Gloria»; algunos comentaban que se trataba de la biografía del propio Director, pues el actor protagonista, Antonio Banderas, llegó a decir que se había sentido dirigido por el propio personaje que interpretaba; sin embargo, otros decían que nada tenía que ver con el premiado Director, porque no aparecían en la misma muchos acontecimientos de su realidad. Lo que sí es cierto que puede tratarse de un guion inspirado en muchos sucesos acontecidos en la vida de Almodóvar, pero, como la mayoría de las novelas y películas, con su desarrollo en la ficción.




Después del almuerzo, las nubes se habían levantado y el fin de semana apuntaba a ser cálido y solariego, por lo que habían quedado en verse de nuevo el sábado a la hora de comer. Esta vez irían a degustar la fabada del Restaurante Norte de la localidad de Paterna.


 Darío Navalperal

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