viernes, 21 de febrero de 2020

Restaurante Casa Nova, c/9 de octubre, 82, Albal, Valencia. (21-02-2020)


            Las flores de los árboles frutales comenzaban a colorear los campos y praderas levantinas mejorando cualquier estampa de Monet o de van Gogh. La primavera irrumpía cual tren de alta velocidad y, sin hacerle caso al calendario, se manifestaba en su más pura expresión.

            La mañana del viernes 22, de aquel febrero que se le parecía a abril, Los Dalton Buidaolles habían quedado en el Restaurante Casa Nova: establecimiento poligonero muy cerca del núcleo urbano del municipio de Albal.

      La localidad de Albal está situada en la Huerta Sur, entre la Albufera y la Sierra Perenchiza. La toponimia de su nombre procede del árabe y significa «El secano»; un significado un tanto insólito, dado que su territorio, en la actualidad, está regado por la Acequia Real del Júcar y por la Acequia de Favara del Turia. Algún gracioso Buidaolles intentó confundir a este cronista diciéndole que el papel de aluminio tuvo su origen en esta localidad, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Eso sí, la fábrica de láminas de aluminio para conservar alimentos, retó al municipio de Albal a organizar una gran comida en la que se cocinó con alimentos sobrantes. Se trataba de acostumbrar a la población a reutilizar las sobras y que estas no terminen en la basura. Croquetas, empanadillas, quiche… entre otros productos elevaron su categoría a lo que se dio en llamar «sobras de autor».

         
Pero hablando ya de las bondades de Casa Nova podemos decir que cuenta con un local amplio y confortable, con aislamientos de madera en sus paredes, y techos con materiales que absorben el sonido. Un lugar en el que se puede mantener una tertulia, sin interferencias, por muy lleno que se encuentre. El toque de distinción se lo dan sus mesas con manteles de tela, sobre los que suelen poner otros de papel.  Es de destacar en su organización, a la hora del almuerzo, el hecho de que los bocadillos van acompañados de tarjetas de diferente color en función del precio del producto que va en el entrepan. Por ejemplo, el bocadillo de caballo con ajetes tiernos lleva una etiqueta roja, pues es más caro que el de bacalao con pimientos rojos, cuya etiqueta es azul. El bocadillo más caro –unos 8 €- es el de la casa, que se compone de solomillo con trufa y otras
delicatesen. En cuanto a la calidad del pan hemos de decir que es manifiestamente mejorable; una vez más, de esas aristas o cantos, que forman los cortes al cocerse, empobrecen la calidad de un bocadillo en el que se dificulta la voraz masticación de los más ansiosos o de quienes van con prisa. Un pan elaborado con masa madre o con trigo de espelta no presentaría este resultado final negativo. Sin embargo, esto no empaña el buen hacer de este establecimiento, en el que podemos destacar la calidad de su carne de caballo, la del bacalao rebozado o el sabor auténtico del pimiento rojo asado.


En este restaurante, de cierta elegancia para ser poligonero, se echan en falta clientes con ropa de trabajo. Dada su proximidad al núcleo urbano, Casa Nova suele ser frecuentado por los lugareños que viven cerca del polígono industrial o por clientes que vienen de fuera para celebrar allí algún cumpleaños o cualquier otro acontecimiento a nivel grupal.

            La tertulia de aquel día de Los Dalton Buidaolles estuvo relacionada con el próximo proyecto de ley que pretende aprobar la eutanasia.



También se habló de la polémica surgida con la recepción, en el aeropuerto de Adolfo Suárez, a la ministra de asuntos exteriores venezolana por parte de un ministro del gobierno español, y la ambigüedad del propio gobierno en torno al apoyo al presidente Maduro o al autoproclamado presidente Guaidó. Como de costumbre, se originó un debate en el que unos defendían las economías liberales capitalistas y otros las de dirección central, aunque con los matices democráticos, y dentro de la economía de mercado, pues ya pocos conciben como viable la aplicación de las teorías del marxismo en su sentido más estricto.


La proyección de la película coreana «Parásitos», galardonada en los premios Oscar, fue el comentario cultural de la tertulia, en la que se elogiaba positivamente ese cine tan distinto al de la mayoría de películas de los países orientales.



Entre las risas habituales que vislumbraban con alegría el inicio del fin de semana, una vez más, los Dalton Buidaolles se beben la vida sin prisas y a pequeños y placenteros sorbos, disfrutando cada instante del solaz momento compartido, en el que el almuerzo no solo sirve para satisfacer sus necesidades más primarias, también es la excusa para intercambiar anécdotas, cotilleos y, ¡cómo no! experiencias pedagógicas.

Los Buidaolles se beben la vida a pequeños y placenteros sorbos, pero la cerveza se la beben rápido, para que no se caliente.
Darío Navalperal

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