viernes, 28 de febrero de 2020

Bar Cafetería Casa Orta, C/ Lluís Vives, 4, Aldaia, Valencia (28-02-2020)


        En los últimos días, el aire del desierto había traído a la Península ese polvo en suspensión al que se le denomina «calima», cubriendo una parte importante de la geografía española y llegando hasta la costa levantina. La aureola luminosa que se proyectaba en las alturas, daba fe del tímido sol que, a pesar de todo, caldeaba la mañana para cualquier semoviente que se atreviera a salir de su guarida.

            Aquel «febrerillo loco», en ese año bisiesto, no iba a ser tan loco como solía ser por costumbre. Las temperaturas, superiores a la media de las registradas, dejaron la cara más amable después de un desolador y doloroso enero.

            Como de costumbre, Los Dalton Buidaolles se dirigieron a almorzar en la mañana del viernes. Esta vez iban al municipio de Aldaya, en la Huerta Oeste. Su topónimo deriva del árabe y significa «aldea o granja», no obstante, existen vestigios de que la zona estuvo poblada en la época romana, como consecuencia de los numerosos restos encontrados en las inmediaciones.



   
  
 Casa Orta es un bar que ofrece una amplia variedad de productos para el almuerzo. Hace gala en sus expositores de vinos de calidad y de otras bebidas alcohólicas. También podemos observar, detrás del mostrador, unos jamones ibéricos con denominación de origen de Huelva. Pero lo que en realidad le distingue de otros establecimientos es la calidad de sus cefalópodos; esos calamares, sepia o chipirones que se pueden combinar con multitud de salsas o guarniciones. Precisamente,
estos productos del mar fueron los más elegidos ese día por los Buidaolles. El bocadillo de calamares de la Patagonia con ajo aceite, el de chipirones con tomate o pimientos; entre un pan crujiente y de fácil deglución, podemos decir que eleva a una alta calificación el esmorzaret de Casa Orta. Por otra parte, los que optaron por comer con cuchillo y tenedor también estuvieron acertados, pues la presentación; unido a la calidad y generosidad del producto servido, produjo la aquiescencia y aprobación de esos expertos paladares.


            Como no podía ser de otra manera, ese día, el almuerzo también se remató con el elixir digno de dioses llamado «cremaet»: la espirituosa bebida que no en todos los locales preparan con tanto esmero como en Casa Orta; con su punto de alcohol, azúcar, cítricos, canela y café, sin que ningún factor llegue a sobresalir en exceso sobre los
demás.


En este establecimiento de reducidas dimensiones, es de destacar la simpatía y el sentido del humor de los camareros, así como su eficiencia a la hora de atender a la clientela. Digno de mencionar es el detalle de la camarera de reponer los frutos secos y encurtidos, que acompañan al bocadillo, cada vez que estos se iban agotando.

Por último, decir que el precio puede resultar algo más caro que en otros establecimientos, sin embargo, está en relación con la gran calidad del producto ofrecido.

           

            En el día, en el que el pánico cundía por doquier por ese virus, de origen aún desconocido, cuyos intentos para detenerlo estaban resultando baldíos; pues ya se daban cientos de muertos en todo el mundo, y muchos miles los afectados, tanto en China como en otros países. El coronavirus ya se había extendido a Europa, siendo en Milán donde se habían producido los primeros decesos. En concreto, esa mañana en España solo se registraban 22 casos hospitalizados, aunque esa cifra aumentaría a lo largo de la semana en forma de progresión geométrica.

            También se habló en la tertulia Buidaolles de la política de los EE UU a lo largo de la historia, recordando especialmente los tiempos de Nixon y del escándalo Watergate, y al polémico secretario de estado Henry Kissiger.

            Se habló también de literatura: de los premios literarios y de las injusticias que a veces se cometen cuando son concedidos a quien no los merece, pues se busca al autor comercial, aquel que le pueda reportar píngües beneficios a las editoriales, valorando, más que la obra en sí, la trayectoria del autor

            En todas las tertulias se hablaba también de las provocadas declaraciones de Plácido Domingo, denunciado más de 20 veces por acoso sexual, en las que pidió perdón por el dolor causado, aceptando toda responsabilidad por las acciones denunciadas en los últimos meses. Todo esto parecía más una aceptación de la derrota para evitar duras sentencias judiciales, aunque la sociedad ya le había juzgado y condenado, no en vano, muchos teatros estaban rescindiendo sus contratos con el tenor y borrándolo de sus programaciones operísticas. Había quien comentaba, en tono de humor, que Plácido Domingo pasaría a ser Lunes Tormentoso.



            Porque el tiempo que todo lo cambia, también todo lo aclara y lo pone en su lugar adecuado. Nada en la vida puede permanecer inalterable… ni los edificios, ni las montañas, ni la conducta de los hombres.  

Darío Navalperal


           


            

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes realizar aquí tu comentario