domingo, 26 de febrero de 2017

Bar Restaurante L'Amistat (Barrio de Malilla) 24-02-2017

Después del polvo en suspensión sahariano del día anterior, la mañana levantina sorprendía con una fina lluvia que embarrizaba las calles y teñía de marrón los vehículos, aunque eso no fue óbice para que, como cada viernes, los Dalton Buidaolles visitaran – esta vez paseando y con paraguas – un local cercano al Instituto: en el ya frecuentado barrio de Malilla.

El Bar Cafetería L’amistat en la calle Oltà, 33, cuenta con un local no muy amplio, situado en una zona de población creciente, cuya clientela está formada por empleados del sector servicios, funcionarios y jubilados. La elocuencia de su nombre, ya es de por sí una muestra del ambiente alegre y desenfadado que en su interior se respira; grupos de amigos y colegas comparten risas al tiempo en que, por la comisura de sus labios, les chorrea la sabrosa salsa de los callos o el all i olli de los calamares.

Callos en salsa
Bacalao y calamares
Si hubiera que mencionar la cualidad principal del Bar Cafetería L’amistat, destacaríamos su amplia variedad de productos: sangre con cebolla, croquetas, morcillas, longanizas, tortillas, rabo de toro… entre otros muchos productos e ingredientes para combinar bocadillos y platos. Es posible que la calidad de los mismos no sea excesiva, pero compensa esto el hecho de tener múltiples posibilidades de elección.

El tema, de candente actualidad en los últimos días, fue la sentencia de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca sobre el caso Noos. En la tertulia, todos parecían coincidir con la indignación de un sector mayoritario de la población, porque el cuñado del Rey, a pesar de haber sido condenado a algo más de seis años de prisión, quedara, provisionalmente, libre y sin fianza. El debate, por tanto, estaba servido entre quienes estaban a favor de que la constitución se modificara para dar entrada a otras formas democráticas de elegir al Jefe del Estado, y los que consideraban que eso supondría la ruptura de la unidad nacional, al dar pie a los partidos nacionalistas a pedir la independencia en sus territorios.

Otro tema tratado, fue la victoria del Valencia Club de Futbol sobre el Real Madrid en partido de liga. Todo parecía indicar que, después de una pésima campaña del equipo Che, en lo que se llevaba de campeonato liguero, últimamente, estaba viendo la luz al final del tunel.

Para sorpresa general, alguno de los Dalton confesó que aún era analmente virgen: es decir, que, como medida de prevención, aún no se había hecho la colonoscopia recomendada a la población cuando alcanza determinada edad. Un tema que dio comienzo con cierto cachondeo, derivó en un coloquio serio, hasta con aportaciones científicas.

En una fecha carnavalera, ¿cómo no deleitarse con los placeres de la carne? – aunque sólo sea de caballo o de cerdo – Pues el carnaval, cuyo significado tiene una derivación de “bacanal”,– fiesta celebrada en la antigua Roma en honor a Baco -  supone, precisamente, eso: deleitarse con los placeres de la carne, del vino… y del sexo. Una fiesta de origen pagano que con el tiempo ha ido cobrando carácter religioso; un atracón sin medida, de todo aquello que pudiera resultar placentero, durante la semana anterior a la cuaresma. - Tiempo de ayuno y continencia previo a la Pascua. “Aquí, - como diría Serrat -  el noble y el villano, el prohombre y el gusano, bailan y se dan la mano, sin importarles la facha…”

Sin embargo en Valencia, el Carnaval no es tan celebrado como en otras ciudades, aunque en el Bar Cafetería L’amistat los Dalton Buidaolles encuentren el deleite no sólo en el sentido del gusto, también en el de la vista. Las curvas voluptuosas de aquella solícita y camplaciente camarera, - de ceñido pantalón y camiseta - dio lugar a un nuevo tema de conversación, eso sí, aquí sin debate; pues parecía haber unanimidad y aprobación general. No obstante, la discripancia sólo surgió cuando se ponía en tela de juicio si los atributos más atractivos de aquella muchacha, eran naturales o, por el contrario, habían sufrido cierta alteración de volumen. Consciente ella de su poder seductor, del mismo modo que una modelo en pasarela, se movía con donaire y gallardía, embobando a la clientela, - eclusivamente masculina - que en ese momento frecuentaba el establecimiento.
 


…Y los Buidaolles, cual niños lactantes  risueños  - cuando ven aparecer el cántaro de su primer manjar - se recreaban en su embeleso. Como dice la canción: “Viejos sinvergüenzas, os veréis un día de estos con el rabo entre las piernas”. En este caso, desgustando también  el sabroso rabo de toro en su boca.



José González Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes realizar aquí tu comentario