sábado, 5 de mayo de 2018

Bar-restaurante La Plaza, plaza mayor, 8, Torrente, Valencia (04-05-2018)

El cielo estaba despejado y el sol lucía con todo su fulgor, proyectándose sobre los edificios y jardines en flor de la Gran Ciudad y su periferia. Sin embargo, algunas nubes de evolución iban ensombreciendo la mañana, sin llegar a bajar la temperatura, cuando Los Dalton Buidaolles llegaron a Torrente para, como cada viernes, almorzar en un nuevo establecimiento consagrado a este menester.

            Esta vez habían quedado en un local del centro histórico de la Ciudad, pero cierto contratiempo se produjo cuando, los primeros que llegaron al consabido lugar, se encontraron con el local cerrado, con lo que tuvieron que improvisar y buscar otro cercano y esperar allí al resto de los miembros de la banda que ese día se dieron cita. No obstante, el aventurado local de calidad incierta, resultó altamente satisfactorio debido a diversos aspectos.

            El Bar-restaurante La Plaza, se localiza justo en el número ocho de la Plaza Mayor de Torrente, frente a las dependencias del Ayuntamiento. Un lugar complicado para aparcar, y más si se trata de un viernes, pues Los Buidaolles desconocían que era el día del “mercadillo”; con las calles adyacentes cortadas y el consiguiente hervidero de “parroquianas y parroquianos” pululando por las mismas.  Como en la mayoría de las localidades, este tipo de tenderetes callejeros suele convocar a la población en la mañana de algún día de la semana, atrayendo a mujeres y hombres de todas las edades; un fenómeno sociológico con carácter lúdico-festivo para quienes buscan, rebajado, aquello que realmente necesitan o, simplemente, para aquellos otros que, de manera compulsiva, adquieren “lo que sea” por el simple vicio de comprar. Y, ¡cómo no! aquí también se dan cita: curiosos, buscavidas, timadores, pedigüeños, mirones, voyeristas… o, simplemente, los que, por equivocación, encuentran un acomodo en la terraza de un buen bar especializado en el tradicional esmorzaret.   Los Buidaolles tomaron mesa en la terraza del mencionado establecimiento desde la que se podía divisar todo ese bullicioso ambiente, en el que se ofrecía ropa joven adquirida mayormente por mujeres sexagenarias y tangas para quienes, a duras penas, pueden embutir ahí sus pudendas partes.

            La oferta gastronómica del Bar-restaurante La Plaza, especializado en cocina tradicional, no es excesivamente variada en su carta de almuerzos, pero sus productos – la mayoría de la tierra – pueden combinarse bastante bien y diseñar un bocadillo a gusto del consumidor; variedad de tortillas que se pueden mezclar con carne, pescado, morcilla o longanizas. Especial mención merece el tradicional y típico esgarraet, en el que el pimiento rojo, el bacalao, el ajo y el aceite de oliva, se unen para conseguir uno de los platos más saludables de la cocina mediterráneo-levantina. El estilo tradicional de este establecimiento también se manifiesta en “el gasto” - como se denomina aquí a los cacahuetes y aceitunas que acompañan al plato principal del almuerzo -; este suele ser generoso y servido en canastillos de mimbre.

            Todos coincidieron en la gran calidad del pan; crujiente y fácil de deglutir. También debe destacarse su delicioso cremaet de ron y, sobre todo… su económico precio; la gran relación calidad-precio hace digno al Bar-restaurante La Plaza de ocupar uno de los lugares privilegiados en el ranking del esmorzaret valenciano.

            Entre otros muchos temas de conversación que, en aquella relajada y entretenida terraza, se trataron por parte de Los Buidaolles, podemos destacar la noticia del día: la bancarrota del fabricante de una de las más famosas marcas de guitaras eléctricas, como es Gibson Les Paul. Este tradicional instrumento icono del rock, debe su nombre al guitarrista Lester William Polfuss, conocido artísticamente como Les Paul. La unión de este músico con el presidente de Gibson Guitar Corporation, Ted McCarty, dio lugar a la famosa guitarra. La Compañía se ha declarado en quiebra, aunque, al parecer, esto solo puede ser una estrategia financiera para reflotarla, y que sus acreedores pasen a ser ahora sus accionistas, consiguiendo así su supervivencia.

            Unido a este tema de contenido musical, se habló también de la crisis del rock. Algunos de ellos mantenían la frase de que “el rock ha muerto”. En estos tiempos de reggaetón y de mezclas de Djs, parece que el blues y el rock ya solo quedan al alcance de las “viejas glorias” y sus adeptos nostálgicos. Sin embargo, otros mantenían que, como en tantas otras ocasiones en las que se le intentó dar sepultura, el rock volverá a resurgir en cualquiera de sus múltiples variedades, pues no en vano sirve de inspiración para otros géneros musicales. No en vano sigue vendiendo coches, hipotecas y se suele utilizar también en eslóganes de propaganda política. No en vano representa a una de las épocas más creativas de la música, la cual oscila entre la década de los sesenta y los setenta.   

            Como venía siendo habitual en otras tertulias de días anteriores, ese día también se habló de cine, recordando obras maestras como, por ejemplo: La Naranja Mecánica o Lolita, ambas películas con contenidos violentos y que facilitan una crítica social y psiquiátrica.

            La ciudad de Torrente (Torrent en valenciano), situada dentro del área metropolitana de Valencia, además de ser dormitorio de esta, cuenta con una identidad propia que le distingue por su pasado y su presente. Su economía ha estado basada, al igual que la de otros pueblos circundantes, en la agricultura, al estar situada en lo que se denomina Huerta Oeste, sin embargo, su cercanía a la capital, ha dado lugar a que, en la actualidad sea la industria y el sector servicios los sectores más importantes.

La torre de un castillo permanece aún en pie junto a la Plaza Mayor, tal vez el topónimo de su nombre provenga de ahí: lugar torreado. Fue fundada por Jaime I, diez años después de la conquista de Valencia, en el año 1248, siendo regalado – este y otros pueblos – a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén.

            En el Bar-restaurante La Plaza, las horas pasan sin apenas darte cuenta, sobre todo en ese relajado, y a la vez entretenido, marco en el que se localiza su cómoda terraza al aire libre a la sombra de los antiguos edificios: medievales, decimonónicos, modernistas…  que se mezclan de forma anárquica con otros construidos en los años setenta u ochenta.

            … Y Los Dalton Buidaolles se resisten a marcharse, parece como si este lugar estuviera impregnado de cierto magnetismo que les impidiera levantarse de la silla. Pero las obligaciones les llaman, y cada uno debe volver a sus quehaceres profesionales, familiares o sociales.

Darío Navalperal
  

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