Esta vez habían
quedado en un local del centro histórico de la Ciudad, pero cierto contratiempo
se produjo cuando, los primeros que llegaron al consabido lugar, se encontraron
con el local cerrado, con lo que tuvieron que improvisar y buscar otro cercano
y esperar allí al resto de los miembros de la banda que ese día se dieron cita.
No obstante, el aventurado local de calidad incierta, resultó altamente satisfactorio
debido a diversos aspectos.
El Bar-restaurante
La Plaza, se localiza justo en el número ocho de la Plaza Mayor de Torrente,
frente a las dependencias del Ayuntamiento. Un lugar complicado para aparcar, y
más si se trata de un viernes, pues Los Buidaolles desconocían que era el día
del “mercadillo”; con las calles
adyacentes cortadas y el consiguiente hervidero de “parroquianas y parroquianos” pululando por las mismas. Como en la mayoría de las localidades, este
tipo de tenderetes callejeros suele convocar a la población en la mañana de
algún día de la semana, atrayendo a mujeres y hombres de todas las edades; un
fenómeno sociológico con carácter lúdico-festivo para quienes buscan, rebajado,
aquello que realmente necesitan o, simplemente, para aquellos otros que, de
manera compulsiva, adquieren “lo que sea”
por el simple vicio de comprar. Y, ¡cómo no! aquí también se dan cita:
curiosos, buscavidas, timadores, pedigüeños, mirones, voyeristas… o,
simplemente, los que, por equivocación, encuentran un acomodo en la terraza de
un buen bar especializado en el tradicional esmorzaret. Los
Buidaolles tomaron mesa en la terraza del mencionado establecimiento desde la
que se podía divisar todo ese bullicioso ambiente, en el que se ofrecía ropa
joven adquirida mayormente por mujeres sexagenarias y tangas para quienes, a
duras penas, pueden embutir ahí sus pudendas partes.
La oferta
gastronómica del Bar-restaurante La Plaza, especializado en cocina tradicional,
no es excesivamente variada en su carta de almuerzos, pero sus productos – la
mayoría de la tierra – pueden combinarse bastante bien y diseñar un bocadillo a
gusto del consumidor; variedad de tortillas que se pueden mezclar con carne,
pescado, morcilla o longanizas. Especial mención merece el tradicional y típico
esgarraet, en el que el pimiento rojo, el bacalao, el ajo y el aceite de oliva,
se unen para conseguir uno de los platos más saludables de la cocina
mediterráneo-levantina. El estilo tradicional de este establecimiento también
se manifiesta en “el gasto” - como se
denomina aquí a los cacahuetes y aceitunas que acompañan al plato principal del
almuerzo -; este suele ser generoso y servido en canastillos de mimbre.
Todos
coincidieron en la gran calidad del pan; crujiente y fácil de deglutir. También
debe destacarse su delicioso cremaet de ron y, sobre todo… su económico precio;
la gran relación calidad-precio hace digno al Bar-restaurante La Plaza de ocupar
uno de los lugares privilegiados en el ranking del esmorzaret valenciano.
Entre otros muchos
temas de conversación que, en aquella relajada y entretenida terraza, se trataron
por parte de Los Buidaolles, podemos destacar la noticia del día: la bancarrota
del fabricante de una de las más famosas marcas de guitaras eléctricas, como es
Gibson Les Paul. Este tradicional instrumento icono del rock, debe su nombre al
guitarrista Lester William Polfuss, conocido artísticamente como Les Paul. La
unión de este músico con el presidente de Gibson Guitar Corporation, Ted
McCarty, dio lugar a la famosa guitarra. La Compañía se ha declarado en
quiebra, aunque, al parecer, esto solo puede ser una estrategia financiera para
reflotarla, y que sus acreedores pasen a ser ahora sus accionistas,
consiguiendo así su supervivencia.
Unido
a este tema de contenido musical, se habló también de la crisis del rock.
Algunos de ellos mantenían la frase de que “el
rock ha muerto”. En estos tiempos de reggaetón y de mezclas de Djs, parece
que el blues y el rock ya solo quedan al alcance de las “viejas glorias” y sus adeptos nostálgicos. Sin embargo, otros
mantenían que, como en tantas otras ocasiones en las que se le intentó dar
sepultura, el rock volverá a resurgir en cualquiera de sus múltiples
variedades, pues no en vano sirve de inspiración para otros géneros musicales.
No en vano sigue vendiendo coches, hipotecas y se suele utilizar también en
eslóganes de propaganda política. No en vano representa a una de las épocas más
creativas de la música, la cual oscila entre la década de los sesenta y los
setenta.
Como
venía siendo habitual en otras tertulias de días anteriores, ese día también se
habló de cine, recordando obras maestras como, por ejemplo: La Naranja Mecánica
o Lolita, ambas películas con contenidos violentos y que facilitan una crítica
social y psiquiátrica.
La
ciudad de Torrente (Torrent en valenciano), situada dentro del área metropolitana
de Valencia, además de ser dormitorio de esta, cuenta con una identidad propia
que le distingue por su pasado y su presente. Su economía ha estado basada, al
igual que la de otros pueblos circundantes, en la agricultura, al estar situada
en lo que se denomina Huerta Oeste, sin embargo, su cercanía a la capital, ha
dado lugar a que, en la actualidad sea la industria y el sector servicios los
sectores más importantes.
La torre de un castillo permanece
aún en pie junto a la Plaza Mayor, tal vez el topónimo de su nombre provenga de
ahí: lugar torreado. Fue fundada por Jaime I, diez años después de la conquista
de Valencia, en el año 1248, siendo regalado – este y otros pueblos – a la
Orden Militar de San Juan de Jerusalén.
En el
Bar-restaurante La Plaza, las horas pasan sin apenas darte cuenta, sobre todo
en ese relajado, y a la vez entretenido, marco en el que se localiza su cómoda
terraza al aire libre a la sombra de los antiguos edificios: medievales,
decimonónicos, modernistas… que se
mezclan de forma anárquica con otros construidos en los años setenta u ochenta.
…
Y Los Dalton Buidaolles se resisten a marcharse, parece como si este lugar
estuviera impregnado de cierto magnetismo que les impidiera levantarse de la
silla. Pero las obligaciones les llaman, y cada uno debe volver a sus
quehaceres profesionales, familiares o sociales.
Darío Navalperal
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