La mañana se presentaba soleada,
a pesar de que un aire gélido barría las calles de la ciudad del Turia y
penetraba en los ateridos cuerpos de los viandantes por mucha ropa de abrigo
que estos llevaran puesta. A las diez de la mañana, el mercurio no subía de los
cinco grados centígrados, y eso en Valencia suele ser mucho frío. Un frío
propio del invernal mes, que transcurría con escasas precipitaciones en la zona
de Levante, aunque en otras latitudes, la blanca y pálida dama se manifestara
con una intermitente aparición.
Sin
embargo, las inclemencias del clima no fueron un obstáculo para que aquella
mañana del 23 de febrero –tan histórica
y transcendental fecha en el devenir de nuestra democracia–, Los Dalton
Buidaolles se dirigieran a almorzar como cada viernes. Esta vez con la
incorporación de dos nuevos miembros que se animaron a unirse a la banda. El
lugar elegido en esta ocasión fue el “Mesón El Barralet”, en el barrio de Tres
Forques y, en concreto, en la calle de Emilio Lluch, nº 13. En este local, a
diferencia de otros establecimientos, es el camarero quien te anuncia las
diversas viandas que te pueden servir en ese momento, y tú eliges sin
previamente ver el producto.
Tres Forques – Tres Horcas en
castellano –, es un barrio de la ciudad de Valencia que pertenece al distrito
de La Olivereta, situado al oeste de la ciudad. Fue hasta los años setenta una
zona de huerta por la que atravesaba la línea de ferrocarril entre Valencia y
Utiel. En la actualidad, una zona muy poblada con todo tipo de servicios.
En
un amplio espacio ajardinado, con un monumento en forma de estructura metálica
y abierta al tráfico rodado por un lateral, se encuentra el Mesón El Barralet.
Un local que toma su nombre del representativo y pintoresco recipiente donde se
tomaba en común la bebida –también llamado porrón o barral–, y que en algunos
establecimientos ya visitados aún sigue existiendo. Sin embargo, en este local
de pequeño aforo; fundado en los años ochenta, no existe ni siquiera en su decoración.
Se le ha querido dar a su interior un toque rústico o huertano: ristras de
ajos, jamones, plantas aromáticas… pero su cocina no deja de ser rápida y de
ciudad, sin ninguna elaboración casera y con la total ausencia del detalle
gastronómico que identifique al establecimiento con el típico mesón que
pretende ser.
Aquí podemos ver unos
bocadillos de “chivito” de no gran longitud - como se puede apreciar por el
tamaño de las gafas -, con mucho pan y poco relleno. Además, ni siquiera
llevaban all i olli, era mayonesa. Otro
también, de
calamares a la romana, correosos estos y con mal rebozado. Y en
cuanto al pan; crujiente sí, pero la típica media barra con aristas duras que
te producen heridas en las encías, poco adecuado para un bocata que se ha de
comer con cierta celeridad. Porque ese es otro inconveniente del
establecimiento: el servicio de camareros da la impresión de que te quiera
despachar cuanto antes, para que se queden libres el escaso número de incómodas
mesas, en las que difícilmente pudieron acomodarse los nueve miembros del
grupo.
Pero
para colmo, el mayor desencanto de este no recomendable establecimiento, no
está en sus productos, está en su precio, pues el almuerzo ofrece la peor
relación calidad-precio de los, hasta el momento, visitados. Posiblemente, a lo
largo de los treinta años en los que viene funcionando este local, no se haya
aprendido lo suficiente en aspectos culinarios o en técnicas de captación del
cliente; tal vez no les haya hecho mucha falta, al estar ubicado en una zona
urbana muy poblada donde este llega sin necesidad de reclamo; tal vez cuenten habitualmente
con un público de estómago agradecido y poco exigente; tal vez, en estos
tiempos aún de crisis, les sobre el público y no quieran atender a más gente.
En
la tertulia de ese día no se pudo dejar de hablar de música; no en vano se
contaba con la presencia de expertos musicólogos, estudiosos del género y
doctos en algunos estilos hasta rozar el frikismo. Los partidarios de The
Beatles; considerándoles padres de la música pop/rock, y precursores de otros
estilos que se han generado posteriormente, en contrapunto con algún detractor
que manifestó no soportar oír un disco completo de ellos. También
se habló de la reciente gira por España de las famosas estrellas del Blues: Ben
Harper y Charlie Musselwhite, sin la posibilidad de conseguir entradas en Madrid
o Barcelona, al estar todas ya vendidas.
Otro
tema tratado fue la manifestación de jubilados en las ciudades más importantes
de España, quienes protestaban ante el Gobierno por la pérdida de su poder
adquisitivo. También se habló del ertzaina fallecido como consecuencia de los
altercados en Bilbao de los hinchas del Spartak de Moscú y el Atletic de
Bilbao.
Todo esto en un frío
aunque soleado día, en el que los Buidaolles crecen en número y en sintonía,
haciendo extensiva esa magnífica actividad de compartir el momento más entrañable
y onírico de la semana.
José
González Fernández