Cervecería "El Barrilito" (San Marcelino) 12-05-2017
En pleno mes de las flores; suave y cálido como es habitual en
la ciudad de Valencia, cuando en otros lugares de la geografía española las
tormentas de primavera azotaban los campos, los Dalton Buidaolles se reunían de
nuevo para ir a almorzar. En ese día en el que el CIPFP Ausiàs March cumplía
veinte años desde su puesta en funcionamiento, con la consiguiente celebración
y programación de actividades extraescolares y encuentro de muchos de los
profesores que han pasado por el Centro en estos años. Una efemérides que
serviría para evocar el recuerdo de los miles de alumnos que se han formado en
sus aulas y que, en su inmensa mayoría, pudieron incorporarse
satisfactoriamente al mundo del trabajo. Un momento para la alegría: por el
reencuentro con profesores jubilados o destinados en otros centros. Un momento
para la tristeza: al recordar a algunos de los que, desgraciadamente, ya no
están en este mundo. Pero, sobre todo, un momento para ensalzar los valores de
una comunidad educativa que, día a día, ha ido creciendo tanto en su oferta
educativa como en su número de miembros.
Como lugar de interés cultural podemos destacar en San
Marcelino el Centro Multiespacios “La
Rambleta”. Funcionando desde hace cinco años con programación muy diversa,
cuenta con un teatro, una biblioteca especializada en música y salas de ensayo
para danza.
La cervecería El Barrilito es un lugar espacioso con una
oferta gastronómica variada y a buen precio, entre la que podemos destacar el bocadillo
de calamares, una costumbre muy habitual en los bares de Madrid que se está
extendiendo a otros muchos lugares y, sobre todo, a Valencia.
Una curiosidad de este local es la cerveza tan fría, lo que
nos trae a la mente aquel refrán que dice: “En esta vida todo hay que tomárselo
con calma, menos la cerveza”. Por eso, para evitar que se caliente mientras te
la estás bebiendo, la barra de esta cervecería dispone, a lo largo de la misma,
de una canaleta que suministra agua próxima a los cero grados,
con el fin de que la caña se mantenga permanentemente a una temperatura
inmejorable.
José González Fernández
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