viernes, 12 de mayo de 2017

Cervecería "El Barrilito" (San Marcelino) 12-05-2017

En pleno mes de las flores; suave y cálido como es habitual en la ciudad de Valencia, cuando en otros lugares de la geografía española las tormentas de primavera azotaban los campos, los Dalton Buidaolles se reunían de nuevo para ir a almorzar. En ese día en el que el CIPFP Ausiàs March cumplía veinte años desde su puesta en funcionamiento, con la consiguiente celebración y programación de actividades extraescolares y encuentro de muchos de los profesores que han pasado por el Centro en estos años. Una efemérides que serviría para evocar el recuerdo de los miles de alumnos que se han formado en sus aulas y que, en su inmensa mayoría, pudieron incorporarse satisfactoriamente al mundo del trabajo. Un momento para la alegría: por el reencuentro con profesores jubilados o destinados en otros centros. Un momento para la tristeza: al recordar a algunos de los que, desgraciadamente, ya no están en este mundo. Pero, sobre todo, un momento para ensalzar los valores de una comunidad educativa que, día a día, ha ido creciendo tanto en su oferta educativa como en su número de miembros.

Este día tocaba la visita a la “Cervecería El Barrilito”, en la calle Ingeniero José Sirera, 27, de la barriada de San Marcelino; un barrio obrero situado al suroeste de la Ciudad que surge como zona de expansión urbanística a partir de los años cincuenta, pero que en la actualidad cuenta con todo tipo de servicios.

Como lugar de interés cultural podemos destacar en San Marcelino el Centro Multiespacios “La Rambleta”. Funcionando desde hace cinco años con programación muy diversa, cuenta con un teatro, una biblioteca especializada en música y salas de ensayo para danza.

La cervecería El Barrilito es un lugar espacioso con una oferta gastronómica variada y a buen precio, entre la que podemos destacar el bocadillo de calamares, una costumbre muy habitual en los bares de Madrid que se está extendiendo a otros muchos lugares y, sobre todo, a Valencia.

Una curiosidad de este local es la cerveza tan fría, lo que nos trae a la mente aquel refrán que dice: “En esta vida todo hay que tomárselo con calma, menos la cerveza”. Por eso, para evitar que se caliente mientras te la estás bebiendo, la barra de esta cervecería dispone, a lo largo de la misma, de una canaleta que suministra agua próxima a los cero grados, con el fin de que la caña se mantenga permanentemente a una temperatura inmejorable.

Entre tertulia y risa, los Buidaolles pasan la mañana, esta vez sí, reservándose un poco, pues a la noche sería de celebración, y los que ya peinan canas, no están para tantos trotes.






José González Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes realizar aquí tu comentario