sábado, 21 de enero de 2017


Bar Cafetería l'Horta (Castellar -Oliveral) 13 de Enero de 2017




            Este viernes 13, día maldito en algunos países pero que aquí sólo suena a película de terror, Los Dalton Buidaolles inician el nuevo año con la visita a Castellar- Oliveral, una barriada de la Huerta Sur donde se encuentra el  Bar Cafetería l’Horta. Como no podría ser de otra manera, su nombre hace referencia a la huerta, a lo que fue su entorno y que, algo mermado, aún sigue siendo.

            El nombre de Castellar tiene su origen en una alquería andalusí de Castelló de l’Albufera, y Oliveral en los olivos plantados en una elevación en torno a la cual surgió el poblado.

Esta unión de dos poblados,  - Castellar y Oliveral – forman una pedanía de Valencia, de la que le separan las infraestructuras: nuevo cauce del río Turia, autovías, ferrocarril… al igual que otros barrios ya mencionados en anteriores capítulos. Sin embargo, conserva aún una parte importante de la  huerta que le une con otros poblados cercanos a la albufera, algo que le ha proporcionado su principal fuente de recursos económicos: la agricultura tradicional. Un paraíso natural de huerta ahogado por las infraestructuras que le dificultan la comunicación con la ciudad.

En la actualidad Castellar-Oliveral cuenta con una población de algo más de 7.000 habitantes que padecen los problemas típicos de las zonas alejadas del centro: transporte deficiente, escasez de equipamientos y desempleo elevado. Algunos ciudadanos piensan que Castellar-Oliveral es una rotonda con huerta en medio que resistió ante el desenfreno del ladrillo, a pesar que sobre su territorio planeaba la sombra de ese buitre llamado especulación. La asociación de vecinos sigue luchando para que no se derriben sus alquerías centenarias y se habiliten mejores servicios de transporte urbano.  Sin embargo, aquí no se detectan los problemas sociales de otros barrios dentro del casco urbano de la ciudad.
El monumento principal de esta zona es la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Lepanto, del año 1868, mantiene una sola torre y otra iniciada, lo que recuerda a “La Manquita”, - catedral de Málaga – con un estilo clasicista en su fachada y barroco en su interior. Llama la atención el obelisco que hay junto a la misma, sobre el que se puede apreciar una pajarita similar a las de papiroflexia. 
Castellar-Oliveral conserva esa estructura de pueblo, reflejada en sus casas centenarias de estilo modernista con una decoración de rerámica y motivos frutales, tal es el caso de la que podemos observar en la foto del año 1914 llamada “Villa Conejos”.







El Bar-cafetería l’Horta, está en Vicente Puchol, 16 y su producto más solicitado es el bocadillo de carne de caballo con ajetes tiernos, patatas fritas y all i olli. Posiblemente, el lugar donde mejor lo sirven de los, hasta el momento, visitados. Tal vez por su carne tan tierna, el pan tan crujiente o la buena combinación con el resto de los ingredientes.

Los Dalton Buidaolles llegan al momento del café y a la tertulia habitual, con los chascarrillos, chistes y temas sociales de candente actualidad.
Un año más, una semana más, un momento más de solaz evasión en el que se para el tiempo, en el que se dejan atrás los problemas para desinhibirse y romper con los formalismos profesionales y con los actos socialmente aceptados, dando rienda suelta a los instintos que han estado sublimados durante toda la semana.
José González Fernández







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