viernes, 3 de noviembre de 2017

Restaurante Puerta de Hierro, C/ Braç de l’Alter Beniparrell. Valencia (03-11-2017)






        La anunciada lluvia no acababa de llegar a las costas levantinas, cuando en otras latitudes del litoral mediterráneo llovía sobre mojado, eso sí, solo en sentido figurado.



            En la vecina Cataluña las precipitaciones tampoco eran climatológicas, aunque sí políticas; pues todo andaba revuelto y en conflicto, en esa tierra donde la gente se preguntaba qué pasaría mañana, sin llegar a obtener respuesta. Los sentimientos de frustración, represión y desencanto, por una parte, y los de traición, infidelidad y violación de las leyes, por otra, estaban dividiendo y enfrentando a la sociedad catalana, llegando su onda expansiva hasta Valencia y, en concreto hasta nuestro Centro, donde algún exaltado, fervoroso del pensamiento único, arremetía con un mensaje anónimo contra una compañera por el hecho de ser catalana y pensar diferente. Ese personaje – hombre o mujer – fantasmagórico, hacía su aparición en esta semana de Halloween, propicia para las bromas pero no para los insultos.  
 


            Pero como el mal tiempo se ha de recibir con buena cara, un viernes más Los Dalton Buidaolles van a almorzar para relajar tensiones y evadirse de cualquier tipo de problemas del día a día.  Esta vez tocaba a Beniparrell, al Restaurante Puerta de Hierro, en la calle Braç de l’Alter, justo en el polígono industrial y, en concreto en el denominado Centro de Negocios, junto a la vía de servicio paralela a la V-31, un zona que se encuentra en la Huerta Sur de Valencia a la que ya se ha hecho referencia en reiteradas ocasiones. Las poblaciones limítrofes de Alfafar, Sedaví, Catarroja… ya visitadas en otras jornadas de viernes, presentan unas características similares a las de Beniparrell: una zona de marjal a la que poco a poco le han ido ganando terreno las edificaciones, la industria y los servicios. Una localidad, al igual que las mencionadas, donde predominaba la industria del mueble, pero que se ha ido reconvirtiendo en actividades económicas del sector terciario.



            El restaurante Puerta de Hierro tiene en la actualidad una nueva sede en el Centro de Negocios; una manzana de edificios con modernas instalaciones, posiblemente diseñados, en la época boyante “del ladrillo”, para albergar en ellos oficinas y despachos, pero que en la actualidad se encuentran prácticamente con escasa o nula ocupación, pues además del concurrido restaurante ubicado en la planta baja, poco dinamismo se detecta en la zona. 



            El Restaurante Puerta de Hierro está equipado con modernas instalaciones, salvo algún ventilador de techo desequilibrado; que produce pánico con tan solo pensar que se te puede caer encima, o algunas mesas con tablero suelto que si te apoyas puedes echarte encima todo lo que haya en su superficie. No obstante, allí se pueden degustar buenos bocadillos como el que se muestra: buey, ajetes tiernos y jamón, todo ello regado con una cerveza tostada de muy buena calidad y con un cremaet recién hecho, como mandan los cánones.  



            Una característica especial del jamón que aquí se sirve es que se suele cortar con cuchillo y en el acto de ser servido. Es obvio que no se trata de ese jamón ibérico, ni de los cortadores de caseta de Feria de Sevilla, en que las lonchas son como el papel de fumar, pero su relación calidad-precio es bastante buena.  



El restaurante Puerta de Hierro no deja de ser un establecimiento poligonero, pero con estilo, servicio rápido, bien organizado y un personal agradable y atento.



            Uno de Los Buidaolles se planteaba de qué parte de Andalucía era el acento de la simpática camarera que les estaba atendiendo: ¿de Sevilla, de Cádiz, de Huelva? La mofa y el cachondeo de los demás hacia él llegó cuando, al ser interrogada, ella contestó que de Valencia. Más tarde se pudo comprobar que lo que le hacía cecear era un piercing que llevaba en la lengua. 



            Un día más, tan entrañable y divertido como tantos otros, en el que de forma abierta y desenfadada se tocan temas de humor, de sexo, de gastronomía, de música… y sobre todo con esa libertad de la informalidad, al estar fuera del recinto educativo.


José González Fernández

           

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