La anunciada lluvia no acababa
de llegar a las costas levantinas, cuando en otras latitudes del litoral
mediterráneo llovía sobre mojado, eso sí, solo en sentido figurado.
En
la vecina Cataluña las precipitaciones tampoco eran climatológicas, aunque sí políticas;
pues todo andaba revuelto y en conflicto, en esa tierra donde la gente se
preguntaba qué pasaría mañana, sin llegar a obtener respuesta. Los sentimientos
de frustración, represión y desencanto, por una parte, y los de traición,
infidelidad y violación de las leyes, por otra, estaban dividiendo y
enfrentando a la sociedad catalana, llegando su onda expansiva hasta Valencia
y, en concreto hasta nuestro Centro, donde algún exaltado, fervoroso del
pensamiento único, arremetía con un mensaje anónimo contra una compañera por el
hecho de ser catalana y pensar diferente. Ese personaje – hombre o mujer –
fantasmagórico, hacía su aparición en esta semana de Halloween, propicia para
las bromas pero no para los insultos.
Pero como el mal
tiempo se ha de recibir con buena cara, un viernes más Los Dalton Buidaolles
van a almorzar para relajar tensiones y evadirse de cualquier tipo de problemas
del día a día. Esta vez tocaba a
Beniparrell, al Restaurante Puerta de Hierro, en la calle Braç de l’Alter,
justo en el polígono industrial y, en concreto en el denominado Centro de
Negocios, junto a la vía de servicio paralela a la V-31, un zona que se
encuentra en la Huerta Sur de Valencia a la que ya se ha hecho referencia en
reiteradas ocasiones. Las poblaciones limítrofes de Alfafar, Sedaví, Catarroja…
ya visitadas en otras jornadas de viernes, presentan unas características similares
a las de Beniparrell: una zona de marjal a la que poco a poco le han ido
ganando terreno las edificaciones, la industria y los servicios. Una localidad,
al igual que las mencionadas, donde predominaba la industria del mueble, pero que
se ha ido reconvirtiendo en actividades económicas del sector terciario.
El
restaurante Puerta de Hierro tiene en la actualidad una nueva sede en el Centro
de Negocios; una manzana de edificios con modernas instalaciones, posiblemente
diseñados, en la época boyante “del
ladrillo”, para albergar en ellos oficinas y despachos, pero que en la
actualidad se encuentran prácticamente con escasa o nula ocupación, pues además
del concurrido restaurante ubicado en la planta baja, poco dinamismo se detecta
en la zona.


El restaurante Puerta de Hierro
no deja de ser un establecimiento poligonero, pero con estilo, servicio rápido,
bien organizado y un personal agradable y atento.
Uno
de Los Buidaolles se planteaba de qué parte de Andalucía era el acento de la simpática
camarera que les estaba atendiendo: ¿de Sevilla, de Cádiz, de Huelva? La mofa y
el cachondeo de los demás hacia él llegó cuando, al ser interrogada, ella
contestó que de Valencia. Más tarde se pudo comprobar que lo que le hacía cecear
era un piercing que llevaba en la lengua.
Un
día más, tan entrañable y divertido como tantos otros, en el que de forma
abierta y desenfadada se tocan temas de humor, de sexo, de gastronomía, de
música… y sobre todo con esa libertad de la informalidad, al estar fuera del
recinto educativo.
José
González Fernández
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