sábado, 7 de marzo de 2020

Bar-cafetería La Cantoná, C/Daniel Balaciart, 2, Valencia (06-03-2020)


          El viento del noroeste barría la costa levantina robando el calor del cuerpo a los viandantes matutinos, cuando, en el interior de la Península, el invierno parecía dar los últimos coletazos obsequiando a las cumbres más altas con el gélido manto blanco. Los cirrocúmulos viajaban a gran velocidad impulsados por el dios Eolo produciendo constantes sobra-luces y candilazos.


            En la mañana del día 6 de marzo, Los Dalton Buidaolles se dieron cita en el Bar La Cantonà: un local que se encuentra en el barrio de Benimaclet de la capital del Turia. El nombre –que en valenciano significa esquina- ya nos ofrece una orientación de dónde se encuentra. También nos hace recordar al jugador de futbol de la Selección Francesa, del Olimpique de Lyon y del Manchester United, Eric Cantona; que destacó en los años ochenta y noventa en el futbol. Sin embargo, por lo que más se le recuerda es por su patada voladora de kung-fú a un espectador que, en la grada, le estaba increpando.
           
         
 
La Cantonà es un local de reducido aforo y amplia terraza que se encuentra en una zona de alta densidad de población. La acumulación de mesas, en el reducido recinto interior, origina dificultades de movilidad, tanto para personas con discapacidades físicas como para quienes no tienen estos problemas; a menudo los comensales obstruyen el paso de otros clientes y del propio camarero. Además, la pésima acústica del local dificulta la conversación, y su falta de confort no invita a
permanecer mucho tiempo en el mismo: es obvio que sea así, se trata de un lugar que sirve para cubrir las necesidades de supervivencia de quienes han de llenar la andorga lo más pronto posible y volver rápido a su trabajo. No obstante, a pesar de estos inconvenientes, El bar La Cantonà nos ofrece para el almuerzo amplia variedad de productos a muy buen precio. Su carta nos muestra bocadillos, identificados con su nombre propio, tales como: Dorita (queso, bacon, cebolla pochada y sobrasada) Chivito (lechuga, tomate, queso, bacon, huevo frito y mahonesa) Brascada (jamón serrano, ternera y cebolla pochada) Cantonà (lomo, queso y tomate restregado) El Español (tortilla de patatas)…y otros nueve más, en los que se combinan productos cárnicos con otros de la tierra. Una característica de este establecimiento es que te ofrecen patatas fritas de bolsa y cacahuetes -lo que se le suele llamar
«gasto»- en un cazo de los que en otra época se utilizaban como menaje de cocina.
 

            El precio del almuerzo varía en dos euros si se acompaña con cremaet o si se toma café o infusión. Un cremaet en el que el alcohol se nota mucho y más parece un carajillo, sin embargo, destacamos en positivo el detalle de la casa de acompañar todos los cafés e infusiones con una galleta, para que los más golosos puedan poner un broche de dulzura a su esmorzaret.


           

        



       En la tertulia de Los Buidaolles se habló ese día de las compras a través de ese portal llamado «eBay», y de las pujas se suelen hacer en subastas para conseguir determinados artículos de coleccionista. Un miembro del grupo se hubo de ausentar durante el almuerzo para pujar, desde su domicilio, por unas antiguas revistas de su interés. Hubo también quien, con su sarcasmo habitual, se mofaba diciendo que esas revistas usadas suelen venir manchadas de aceite o con el típico moco seco, de anteriores propietarios, adherido a sus páginas interiores.

            También se comentó en la tertulia el escándalo desatado por la supuesta donación del rey emérito, Juan Carlos I a su amante Corinna, de la cantidad de 65 millones de euros; según comunicado de su abogado, el rey lo hizo por el cariño que sentía hacia Corinna y su hijo. Al parecer, el «donativo» fue realizado a través de una fundación panameña a otra cuenta que Corinna tiene en un banco suizo con sede en Las Bahamas.


           Se habló -como solía ser ya habitual- de música, pues uno de los allí presentes había estado la noche anterior en un concierto, que el gran músico de jazz Chick Corea había dado en la ciudad de Valencia.


             

            De todo esto y muchas cosas más se habló en aquel día en el que ya las mascletàs falleras comenzaban su atronador y musical repiqueteo, anunciando que la fiesta del arte efímero estaba ya muy próxima.

Darío Navalperal