miércoles, 4 de julio de 2018

Mesón de la Tapa Chisquetes, calle de Andrés Segovia, 19, Chirivella (Valencia) (04-07-2018)





            “Julio el abrasador” se estaba dejando notar con temperaturas que superaban los 35 grados a la sombra, y una sensación térmica que, en el litoral, se incrementaba debido a la humedad en el ambiente.  La brisa del mar era más perceptible en esta época estival e invitaba a zambullirse entre las olas o, simplemente, a tostarse sobre la fina arena de los muchos kilómetros de playa que acarician la Ciudad del Turia. Pero ese día, precisamente, Los Dalton Buidaolles no habían elegido ningún garito playero para degustar su habitual esmorzaret. Además, no coincidía con el consuetudinario día de la semana en el que solían reunirse para tal menesterosa, a la vez que placentera, actividad.  



            Se habían dado cita esta vez en un número que batía el record de asistencia. Un total de 19 comensales habían acudido a aquella cita, entre los que se contaban a los frecuentes y esporádicos; a los “sin límite” y a los de control dietético… y, sobre todo, al amplio y nutrido grupo en el que, una vez más, se habían integrado algunas chicas; compañeras de fatigas, penas y alegrías, en este final del curso académico.    Sería, por lo tanto, el último almuerzo del curso. Por medio quedaría el estío hasta que, el mes de septiembre, volviera a llenar las aulas con nuevas generaciones de mujeres y hombres interesados en formarse para una profesión específica. Algunos de los que allí se encontraban, tenían claro que volverían de nuevo al mismo Centro, mientras otros aún no sabían qué les depararía el porvenir y los designios de La Consellería. Todos, incluyendo a los sexagenarios jubilados, deseaban volver a encontrarse de nuevo en el Ausiàs March para revivir las lúdico-gastronómicas-culturales jornadas en torno a una mesa. 


            Esta vez el lugar elegido fue Chirivella, municipio perteneciente a la Huerta-Oeste del área metropolitana de Valencia. Su término municipal quedó dividido como consecuencia de la construcción del nuevo cauce del río Turia, y ello originó que algún barrio –como el de La Luz- formara una conurbación con la Capital. 


            Como la mayoría de los municipios del cinturón industrial y comercial de Valencia, su historia se remonta a la época de la reconquista, aunque en este caso se han encontrado restos de construcciones romanas tales como: canalizaciones, calzadas o de columnas. Su toponimia deriva del latín Silvella, que significa “bosquecillo”.  


            En la actualidad Chirivella vive del sector servicios en un 60%, no en vano, en el propio barrio de La Luz se encuentra el Centro Comercial Gran Turia, que da empleo a un  gran número de chirivellenses. 







Pero como el día era especial, también quisieron que el almuerzo lo fuera, y en lugar de pedir los bocadillos de costumbre, optaron por algunas raciones en el Mesón de la Tapa Chisquetes, de la calle Andrés Segovia, nº 19 de Chirivella, un local que está respaldado por su buena crítica en general y la alta puntuación que le otorgan sus visitantes. Sin embargo, no satisfizo a algunos de Los Buidaolles; sobre todo a la hora de pagar la cuenta. Es cierto que el producto servido tiene un precio de mercado superior a lo que habitualmente se suele poner en el bocadillo, y que también se pidió el postre especial de la casa, pero, aún así, resultó algo caro.

 


Debemos destacar la calidad de su fritura de pescado, así como sus gambones de gran tamaño. No podemos decir lo mismo de sus croquetas, las cuales distan mucho de parecerse a las de otros establecimientos como, por ejemplo, las que ponen en el Bar Plaza, ya mencionadas en una crónica anterior.  No obstante, es de alabar la calidad de su vino turbio; en las copas de loza que se suele servir el vino gallego.



Cabe hablar también del sabroso pan de la casa: una tosta de tomate con all i olli que convierte al pan en elemento solista y no de acompañamiento.  Por último, mencionar los suculentos postres de helado de turrón servidos sobre una base de pudin de flan y bizcocho, adornado con nata y azúcar líquida que, aunque fueran de bote, no le quitaban valor culinario al producto final.



Sin embargo, el servicio fue algo lento; no parecía que el personal estuviera preparado para atender, de buena mañana, a un contingente de 19 comensales con tan buen saque. No obstante, se debe valorar el amplio local con varias salas y terraza exterior y, sobre todo, la posibilidad de buen aparcamiento gratuito dentro del parking del Centro Comercial Gran Turia, algo que cada día se echa más en falta, tanto en la Ciudad como en las poblaciones aledañas. 


En general, a este establecimiento se le podría poner una buena nota si no fuera porque su precio superó todas las previsiones, en comparación con otros ya visitados.



Los temas del día estaban referidos a la eliminación de la Selección Española de Futbol en el mundial de Rusia, así como a la elección en las primarias del nuevo líder del PP y candidato en elecciones generales a la presidencia del Gobierno de la Nación. Pero por algunos sectores de la mesa se habló de los comportamientos diferentes entre hombres y mujeres a la hora de hablar de sí mismos o de su vida privada; pues el hermetismo de la mayoría de los hombres, en cuanto a su intimidad se refiere, nada tiene que ver con la necesidad que la mayoría de la mujeres tienen de compartir entre ellas todos sus sentimientos, alegrías o problemas.


 Por el otro extremo de la mesa se habló de las fobias ante las visitas al dentista o de los juegos de mesa tales como el Catán, que consiste en construir, sobre un tablero, pueblos ciudades y caminos. O el Agrícola, en el que cada jugador crea una familia en una granja con ganado, e intentará sobrevivir. También el de Dixit; cuya locución latina significa decir o contar, en el que un narrador dirá los datos que aparezcan en una carta, la cual otros jugadores tendrán que averiguar.



Todo esto ocurrió en aquel último día del curso escolar; con ese sabor agridulce de la alegría, por una parte, porque llegaban las vacaciones, pero con una cierta dosis de tristeza, por la incertidumbre de no saber si algunos compañeros o compañeras volverían el próximo curso. Porque lo importante no era “volver a verles” en algún lugar, en alguna parte… lo importante era “verles volver” a su actividad académica en el Ausiàs March.

                                
                                   Darío Navalperal